Nadal y la terapia del parchís: «Marc no tiene ni puñetera idea»

«Depende del día. Hay días que es una terapia contraproducente, porque tengo que aguantar a Marc (López), que no tiene ni puñetera idea. Pero bueno, nos reímos», se arranca Rafa Nadal, bromeando con los medios españoles cuando le preguntan si el parchís, el clásico juego de mesa con el que se entretienen él y el resto de miembros de su equipo durante los torneos, también en Roland Garros, tiene un efecto terapéutico sobre su persona.

«Tiene una cosa buena que es que te pasas una hora y media, dos horas sin darte cuenta. Y la realidad también es una manera de soltar las maquinitas. Así no estás todo el rato con el móvil. Para mí es algo positivo. En algún momento estás con el equipo jugando sin estar pendiente del móvil antes de los partidos o cuando estás en un aeropuerto», explica el balear.

«Es una mera distracción y una competición que tenemos entre nosotros, así que nos reímos. Tenemos un ranking anual», revela Rafa, que cree que le ya no es el número uno. «Ahora no lo sé exactamente. Iba ahí, pero no sé si mi padre me ha pasado sin jugar (se ríe). Los últimos días han sido críticos, pero bueno, nos reímos, nos distraemos. Es una manera de pasar las horas», dice el manacorí.

Celebración y regreso

Tras disfrutar de una discreta celebración en la noche del domingo (tenía que levantarse a las ocho de la mañana para estar en el protocolario photocall con el trofeo a las 9:00, en el Puente Alejandro III), viajaba este lunes a Barcelona para comenzar cuanto antes el tratamiento con el que intentará bloquear el dolor que padece en el pie izquierdo para tener una oportunidad de competir en Wimbledon.

​»Te pasas unas horas sin darte cuenta. Y sueltas un poco las maquinitas», dice el balear sobre el juego con el que se entretiene en los torneos.  

«Depende del día. Hay días que es una terapia contraproducente, porque tengo que aguantar a Marc (López), que no tiene ni puñetera idea. Pero bueno, nos reímos», se arranca Rafa Nadal, bromeando con los medios españoles cuando le preguntan si el parchís, el clásico juego de mesa con el que se entretienen él y el resto de miembros de su equipo durante los torneos, también en Roland Garros, tiene un efecto terapéutico sobre su persona.

«Tiene una cosa buena que es que te pasas una hora y media, dos horas sin darte cuenta. Y la realidad también es una manera de soltar las maquinitas. Así no estás todo el rato con el móvil. Para mí es algo positivo. En algún momento estás con el equipo jugando sin estar pendiente del móvil antes de los partidos o cuando estás en un aeropuerto», explica el balear.

«Es una mera distracción y una competición que tenemos entre nosotros, así que nos reímos. Tenemos un ranking anual», revela Rafa, que cree que le ya no es el número uno. «Ahora no lo sé exactamente. Iba ahí, pero no sé si mi padre me ha pasado sin jugar (se ríe). Los últimos días han sido críticos, pero bueno, nos reímos, nos distraemos. Es una manera de pasar las horas», dice el manacorí.

Celebración y regreso

Tras disfrutar de una discreta celebración en la noche del domingo (tenía que levantarse a las ocho de la mañana para estar en el protocolario photocall con el trofeo a las 9:00, en el Puente Alejandro III), viajaba este lunes a Barcelona para comenzar cuanto antes el tratamiento con el que intentará bloquear el dolor que padece en el pie izquierdo para tener una oportunidad de competir en Wimbledon.