¿Qué tan duraderas son las órdenes ejecutivas de Donald Trump?

​En sus primeros cien días, Trump hizo un uso sin precedentes de las órdenes ejecutivas. DW analiza los desafíos legales y los decretos que ya están cambiando la forma de gobernar Estados Unidos.  

Donald Trump publicó sus primeros 26 decretos el 20 de enero de 2025, el día en que asumió la presidencia de Estados Unidos. Su intento de revocar la ciudadanía por derecho de nacimiento, entre otras órdenes antiinmigración, y el hecho de que apuntara ampliamente contra la diversidad, la equidad y la inclusión, así como que atacara específicamente los derechos de las personas transgénero, marcaron el tono de los primeros 100 días de su segundo mandato.

Los decretos u órdenes del Ejecutivo permiten a los presidentes ejercitar su poder político de implementar normas y leyes. Esto significa que deben identificar leyes existentes relevantes o pasajes de la Constitución que puedan servir de base legal para las órdenes ejecutivas antes de que se emitan.

¿Qué decretos ha firmado Trump?

 Trump firmó la mayor cantidad de decretos el 20 de enero, pero desde entonces ha firmado al menos uno casi cada dos días. La mayoría de los más de 100 decretos de Trump han reestructurado la forma en que Estados Unidos está siendo gobernado, y cambió el rumbo de la política interior y exterior de ese país.

El eco del Proyecto 2025 en las políticas de Trump

Durante su campaña electoral, y luego de resultar electo, Trump y sus asociados se distanciaron verbalmente del llamado Proyecto 2025, un manifiesto para reestructurar EE. UU. según ideales ultraconservadores, publicado por Heritage Foundation, un centro de estudios con sede en Washington, que exige eliminar drásticamente las menciones al cambio climático de los registros gubernamentales, aceptar menos refugiados y restringir aún más los abortos.

James Goodwin, director de políticas del Centro para la Reforma Progresista, y sus colegas, monitorean los cambios introducidos por la administración Trump y su grado de coincidencia con las recomendaciones del Proyecto 2025.

«Una cantidad sustancial sigue de cerca las recomendaciones específicas del Proyecto 2025», afirmó Goodwin, mencionando las órdenes ejecutivas sobre los derechos de las personas transgénero como un ejemplo particularmente llamativo. «En algunos casos, el lenguaje se reproduce casi textualmente, o, en otros, el propio decreto ejecuta algo que el Proyecto 2025 exigía en líneas generales».

Avalancha de decretos ejecutivos 

Trump se ha apoyado más fuertemente en los decretos del Ejecutivo en sus primeros 100 días de gobierno que en su administración anterior, y mucho más que cualquier presidente durante el siglo XXI.

Los decretos de Trump se destacan no sólo por ser tan numerosos, sino porque algunos se basan más en las preferencias personales que en prioridades políticas, dice a DW Andrew Rudalevige, politólogo que investiga la relación del poder presidencial con otras áreas del gobierno.

«Esas órdenes de venganza -las que persiguen a individuos o empresas específicas- realmente trascienden los límites de lo que hemos visto en el pasado», dijo Rudalevige. «Claramente, no ejecutan la ley en un sentido serio, sino que se utilizan como un instrumento de poder personalizado. Un decreto que ordena al Departamento de Justicia no ejecutar la ley me parece problemático», dijo Rudalevige. «Eso también se ve en la orden ejecutiva sobre la Decimocuarta Enmienda y la ciudadanía por nacimiento, que intenta imponer una nueva definición de ciudadanía a lo que ya es un texto constitucional bastante claro».

¿Se pueden frenar o revertir las órdenes ejecutivas?

Las tres ramas del Gobierno federal de Estados Unidos tienen el poder legal de revertir órdenes del Ejecutivo.

Dado que las órdenes ejecutivas son un medio para ejercer la ley, el Congreso puede intervenir, ya que es la entidad del gobierno que aprueba las leyes en las que se supone que se basan las órdenes ejecutivas.

En segundo lugar, las cortes pueden intervenir en casos en los que las órdenes ejecutivas sean contrarias a la Constitución o a las leyes existentes.

Y, por último, los futuros presidentes podrán revocar las órdenes ejecutivas. Algunas de las de Trump se emitieron para revertir las de Biden, y viceversa, cuando Biden hizo lo propio con las de la administración anterior de Trump.

«Si realmente se quiere lograr un cambio político estable, la legislación es una vía mucho más duradera” que los decretos, dice Rudalevige. «Por eso me parece interesante que la administración de Trump haya optado por no recurrir a la vía legislativa en muchos de estos casos, a pesar de que los republicanos tienen mayoría en ambas cámaras del Congreso”, plantea.

Desafíos legales de las órdenes ejecutivas

Más de un cuarto (29 por ciento) de las más de 100 órdenes ejecutivas de Trump han sido llevadas ante los tribunales, algunas de ellas, varias veces. Hasta el momento de escribir este artículo, la gran mayoría de esos casos aún estaban pendientes.

Técnicamente, los borradores de las órdenes del Ejecutivo pasan por un proceso de revisión por pares en las agencias pertinentes, dijo Rudalevige, antes de ser remitidos al Departamento de Justicia para su verificación de forma y legalidad. «Tengo la sensación de que, en la administración actual, no están pasando por ese proceso institucionalizado, que ha estado funcionando durante casi 90 años en diferentes presidencias», dijo Rudalevige. «Uno se pregunta qué verificación de legalidad están recibiendo. Un presidente necesita usar [órdenes ejecutivas] para ejecutar la ley. En algunos casos, el presidente Trump las ha usado para provocar una demanda, emitiendo órdenes que, a primera vista, parecen contradecir la legislación vigente».

«Por ello, pienso que otra parte es el aspecto de las relaciones públicas”, dijo el experto. «El presidente sostiene la orden con una gran firma y, según espera, demuestra un fuerte liderazgo ante quienes apoyan su presidencia. En una época donde al Congreso le cuesta actuar, los presidentes se han visto muy tentados a hacer precisamente esto. La pregunta, por supuesto, es: ¿cuál es el resultado final? ¿Se implementará esta orden? ¿O es solo una fachada? Creo que tenemos una mezcla de ambas cosas en la administración Trump”, concluyó.

(cp/ers)

   En sus primeros cien días, Trump hizo un uso sin precedentes de las órdenes ejecutivas. DW analiza los desafíos legales y los decretos que ya están cambiando la forma de gobernar Estados Unidos.