Baloncesto
Willy y el Barça: el problema de los pívots
El Barça tiene problemas. Muchos. El equipo de Joan Peñarroya perdió su segundo partido consecutivo ante el Mónaco en el Salle Gaston Medecin. Y se queda con un balance de 2-0 en contra antes de ir al Palau Blaugrana ha jugarse toda la eliminatoria. A partir de ahora, todo será ganar o morir para ellos: si pierden, a casa. Y si ganan, a seguir vivos. Algo que ahora mismo parece realmente complicado si tenemos en cuenta el nivel actual de los azulgranas, que ha caído en los dos encuentros por dobles dígitos (por 17 y 14 puntos respectivamente) y en ningún momento ha dado la sensación de poder poner en aprietos a su rival, uno de los favoritos para la máxima competición continental. Y un equipo que está a nada de meterse en la Final Four, un éxito rotundo que podría constatar la buena fase regular que cuajó: 21-13, en la cuarta posición y con ventaja de campo en playoffs.
Con Vesely todavía fuera de su mejor forma, Peñarroya probó con Fall y Willy, pero ninguna fórmula funcionó. El Barça, contra las cuerdas.
El Barça tiene problemas. Muchos. El equipo de Joan Peñarroya perdió su segundo partido consecutivo ante el Mónaco en el Salle Gaston Medecin. Y se queda con un balance de 2-0 en contra antes de ir al Palau Blaugrana ha jugarse toda la eliminatoria. A partir de ahora, todo será ganar o morir para ellos: si pierden, a casa. Y si ganan, a seguir vivos. Algo que ahora mismo parece realmente complicado si tenemos en cuenta el nivel actual de los azulgranas, que ha caído en los dos encuentros por dobles dígitos (por 17 y 14 puntos respectivamente) y en ningún momento ha dado la sensación de poder poner en aprietos a su rival, uno de los favoritos para la máxima competición continental. Y un equipo que está a nada de meterse en la Final Four, un éxito rotundo que podría constatar la buena fase regular que cuajó: 21-13, en la cuarta posición y con ventaja de campo en playoffs.
Los azulgranas, que acabaron con un puesto y una victoria menos que el equipo contra el que están batallando, parecen estar mucho más lejos por el nivel mostrado hasta ahora de sus rivales. El 9 de enero, la plantilla que dirige Joan Peñarroya consiguió una importante victoria en el Salle Gaston Medecin (84-98) que les permitió coger algo de aire en una competición siempre apretada. Y el buen hacer al final de la fase regular (seis victorias en los últimos siete partidos) permitió a la entidad alcanzar la quinta plaza y esquivar esa incómoda repesca en modo de play in con la que la Euroliga ha querido imitar el modelo americano. Pero ni eso ni el hecho de tener más descanso se ha notado en unos jugadores que han sido, de momento, neta y completamente inferiores a los que tenían delante. Y así, es completamente imposible.
Uno de los principales problemas del Barça ha sido con los pívots. Jan Vesely regresó recientemente tras una lesión de rodilla que le mantuvo fuera de juego desde el pasado 26 de enero. Es el favorito de Joan Peñarroya y ha salido de titular en ambos partidos de la serie contra el Mónaco, pero su estado físico todavía está lejos del ideal (acaba de cumplir 35 años) y ha disputado 15 y casi 10 minutos en los duelos. En el primero su papel fue bueno: 8 puntos (todos desde la línea de personal), 4 rebotes y 3 asistencias. Pero en el segundo no pudo con su alma y se quedó en 2 tantos y 2 pérdidas, sin atrapar además ningún rechace. Algo que perjudica mucho a los azulgranas, que no pueden contar con la mejor versión del checo en una parte importante de la temporada y tras muchos meses de reveses físicos importantes. El que más, la lesión de Nicolás Laprovittola a inicios de temporada que ha mermado en demasía a una entidad que depende mucho del argentino desde el punto de vista deportivo.
La situación con Vesely deja a Peñarroya con dos opciones: Youssoupha Fall y Willy Hernangómez. El primero ha tenido momentos brillantes durante la temporada y el primer partido se salió: 13 puntos y 14 rebotes para 25 de valoración en poco más de 18 minutos. Pero en el segundo ha pinchado: no anotó en menos de 10 minutos en pista y sólo atrapó un rechace. Su pobre nivel en la primera mitad obligó a su entrenador a dejarle en el banquillo y dar paso a Willy, que no es de su gusto, ha tenido muchos problemas durante el curso baloncestístico y suena para una posible salida en verano. En el primer asalto se quedó en 6 minutos y logró 3 tantos. En el segundo se ha ido a 12, con 8 puntos, y su presencia sirvió un rato para sacar faltas y obligar al Mónaco a cerrarse, permitiendo más espacios para los jugadores exteriores. Pero su buen nivel ha sido efímero y los problemas defensivos que arrastra durante prácticamente la totalidad de su carrera han impedido proteger la zona. Peñarroya acabó quitándole.
Así están las cosas para el Barça: con la plantilla exhausta (el esfuerzo tras la Copa ha sido brutal y más que meritorio), 2-0 abajo antes de llegar al Palau y las dudas de Peñarroya de qué hacer con la rotación interior. Esperar una recuperación física milagrosa de Vesely es un ejercicio de optimismo, aunque el checo debería ir a mejor a medida que pasen los días. Pero el margen de error es muy pequeño. De hecho, no existe. Se puede esperar que Fall esté como en el primer partido y no como en el segundo, pero Willy no parece que vaya a contar con mucho más protagonismo, una tónica ya típica para un pívot talentoso en ataque, pero con carencias demasiado obvias que no gustaban a Roger Grimau y tampoco cuentan con el beneplácito de Peñarroya. El Barça ha llegado a jugar buenos ratos en momentos concretos, pero no ha mantenido el nivel ni ha encontrado regularidad, algo impensable cuando hablamos de un playoff de cuartos de la Euroliga. El sueño de la Final Four se aleja. Y los azulgranas van al Palau y sólo les vale ganar para seguir vivos. Es lo que hay.
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