VIDEO |La hija menor de Beyoncé se robó el show durante su concierto

Beyoncé volvió a conquistar los escenarios este domingo con el inicio de su esperada gira Cowboy Carter Tour, pero esta vez no lo hizo sola: en una noche cargada de simbolismo y emoción, la superestrella del pop compartió el escenario con sus dos hijas, Blue Ivy y, por primera vez, la pequeña Rumi Carter.

El concierto inaugural se llevó a cabo en el SoFi Stadium de Inglewood, California, y duró más de tres horas, con un repertorio que incluyó más de 35 canciones.

Entre los momentos más memorables de la velada estuvo la interpretación de Protector, tema en el que Beyoncé apareció acompañada por sus hijas. Mientras Blue Ivy, ya habitual en el escenario, deslumbraba con su energía como bailarina, Rumi hizo su debut frente a miles de espectadores.

Vestida con un conjunto dorado y botas brillantes, Rumi caminó de la mano de su madre hasta el centro del escenario, saludando sonriente al público. La ternura del momento alcanzó su punto máximo cuando, a mitad de la canción, la pequeña abrazó a Beyoncé, arrancando una ovación del público.

A sus siete años, Rumi había sido hasta ahora una figura muy resguardada por sus famosos padres. A diferencia de Blue Ivy —quien ha acompañado a su madre en múltiples giras y videoclips—, los mellizos Rumi y Sir han aparecido en público en contadas ocasiones. Por ello, su aparición en el arranque de la gira sorprendió y emocionó a los asistentes.

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• Blue Ivy, de 13 años, volvió a demostrar su carisma y seguridad en el escenario, participando en coreografías junto al cuerpo de baile en temas como Dejà Vu y America Has a Problem. Su experiencia se notó en cada movimiento, pero también en los gestos afectivos que tuvo hacia su hermana menor, guiándola y cuidándola durante el momento compartido.

• El Cowboy Carter Tour marca una nueva etapa artística para Beyoncé, quien vuelve a los escenarios tras el éxito global de su Renaissance World Tour. Sin embargo, más allá del despliegue musical, esta gira promete también ser una celebración íntima y familiar, donde el legado artístico de los Carter empieza a pasar a una nueva generación.