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Hace 30 años fue descubierto el primer exoplaneta

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Hoy hay miles de exoplanetas conocidos. Pero al 51 Pegasi b le tocó el honor de ser el primero en ser detectado, a casi 51 años luz.

​Hoy hay miles de exoplanetas conocidos. Pero al 51 Pegasi b le tocó el honor de ser el primero en ser detectado, a casi 51 años luz.  

En 1995 los científicos suizos Michel Mayor y Didier Queloz confirmaron por primera vez la presencia de un planeta en otro sistema diferente al solar, un hallazgo conmemorado desde este viernes por la Universidad de Ginebra en la que ambos trabajaban, y que permitió que la Astronomía se abriera a la búsqueda de exoplanetas capaces de albergar vida, como la Tierra.

El prestigioso centro de investigación, de cuyo Departamento de Astronomía formaban parte los dos expertos en 1995, ha inaugurado una exposición en el centro de Ginebra, a orillas del lago Lemán, para conmemorar la efeméride, y organizará varias conferencias con el mismo fin, una de ellas con la participación de Mayor, ya jubilado.

El 6 de octubre de 1995, siendo él profesor y Queloz estudiante de doctorado bajo su supervisión, ambos anunciaron la detección de un planeta que denominaron 51 Pegasi b, posteriormente también conocido como Dimidium, un logro que casi un cuarto de siglo después, en 2019, sería premiado con el Nobel de Física para ambos.

La sospecha duró un año

El descubrimiento del astro a casi 51 años luz, de un tamaño similar al de Júpiter aunque mucho más próximo a su estrella que éste del Sol, se logró mediante el sistema de velocidad radial, que mide a través las ligeras oscilaciones de una estrella causadas por la proximidad de un planeta.

Sofisticados instrumentos como el telescopio espacial James Webb han permitido captar, a través de distintas técnicas, la presencia de exoplanetas como ell WASP-96 b. En 2022 fueron descubiertos 50 de un solo golpe.Imagen: NASA/ESA/CSA & and STScI

Queloz y Mayor utilizaron para ello los datos obtenidos por el espectrógrafo ELODIE en el Observatorio de la Alta Provenza (sureste de Francia), donde ya en 1994 comenzaron a sospechar que un objeto orbitaba cada 4,2 días alrededor de la estrella 51 Pegasi, aunque tardaron un año en estar seguros de que era un planeta.

Exoplanetas cada vez más pequeños y «fríos»

Aquel descubrimiento abrió la puerta a una nueva rama de la Astronomía, la Exoplanetología, en la que se han descubierto ya más de 5.000 planetas, seguramente una fracción ínfima del total, si se tiene en cuenta que sólo nuestra galaxia, la Vía Láctea, tiene cientos de miles de millones de estrellas.

Al principio sólo podían observarse los exoplanetas más grandes y próximos a sus estrellas, pero especialmente en los últimos 10 años se ha logrado afinar más la búsqueda hasta cuerpos cuyo tamaño más pequeño o su mayor lejanía de sus «soles» pueda permitir con más probabilidad la vida, con planetas rocosos en vez de gaseosos, atmósferas más estables y temperaturas adecuadas.

Ya se está consiguiendo analizar las atmósferas de algunos de esos exoplanetas, algo clave para buscar posibles indicios de vida, en astros del tamaño de Neptuno, explicaba Queloz en una reciente entrevista para la televisión nacional suiza RTS.

El satélite CHEOPS o el espectrógrafo ESPRESSO, concebido en Ginebra e instalado por el Observatorio Europeo del Sur (ESO) en el sistema de telescopios del desierto chileno de Atacama, lideran la actual búsqueda con nuevos sistemas como el llamado método de tránsito, que detecta pequeñas caídas periódicas en la luz de una estrella cuando un planeta pasa por delante de ella.

¿Al fin otro planeta con vida?

Las noticias de nuevos exoplanetas candidatos a ser «Tierras B» se suceden con cada vez mayor frecuencia, y por fin el pasado mes de abril se anunció el hallazgo mediante el telescopio James Webb de «indicios de actividad biológica» en uno de esos planetas, situado a 124 años luz del nuestro.

Esta ilustración de la NASAmuestra la gama de planetas conocidos, tanto dentro de nuestro sistema solar como fuera de él.Imagen: NASA/JPL-Caltech

Los investigadores que trabajan con datos del James Webb han identificado en el exoplaneta moléculas como el dimetilsulfuro, que en la Tierra están asociadas con procesos biológicos, aunque esa detección no ha alcanzado el umbral estadístico necesario para confirmar la presencia de vida.

El descubrimiento del exoplaneta, denominado K2-18b, con una masa ocho veces superior a la terrestre y que según sus investigadores podría estar cubierto de agua, ha sido reconocido como un avance, aunque astrónomos como el propio Queloz advertían de la necesidad de tomarlo con prudencia.

«Detectar vida a través de la atmósfera de un planeta es extremadamente complicado, primero hay que comprender el funcionamiento del astro, luego su atmósfera y por último ver cómo surge la vida», explicó en su reciente entrevista para RTS.

el(EFE)

 

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