Baloncesto
Un 0/3 y máxima presión para el Madrid
No pudo ser. El Real Madrid se quedó muy cerca pero el triple final de Alberto Abalde no entró y se despidió, con orgullo y compitiendo hasta el final, de una Euroliga que, en el plano general, ha sido muy decepcionante para el equipo blanco. Que acabó séptimo la fase regular (20-14), en negativo fuera de casa (7-10) y obligado a un tremendo sprint final (seis victorias en los últimos seis partidos) para aferrarse a la repesca del play in. Ahí, una derrota con el Paris en el Movistar Arena acabó siendo determinante: no supuso la eliminación pero sí el billete al segundo play in, contra el Bayern y por el octavo puesto.
El equipo de Chus Mateo llega al desenlace de la Liga sin haber amarrado ningún otro título todavía. Una situación inusual que multiplica la exigencia.
No pudo ser. El Real Madrid se quedó muy cerca pero el triple final de Alberto Abalde no entró y se despidió, con orgullo y compitiendo hasta el final, de una Euroliga que, en el plano general, ha sido muy decepcionante para el equipo blanco. Que acabó séptimo la fase regular (20-14), en negativo fuera de casa (7-10) y obligado a un tremendo sprint final (seis victorias en los últimos seis partidos) para aferrarse a la repesca del play in. Ahí, una derrota con el Paris en el Movistar Arena acabó siendo determinante: no supuso la eliminación pero sí el billete al segundo play in, contra el Bayern y por el octavo puesto.
Ese triunfo aseguró los cuartos pero en una posición crítica, desde el último puesto y contra el líder de la fase regular, el Olympiacos. Y sin factor cancha, claro. Nunca, en este formato, el octavo ha podido contra el líder, una norma que el Madrid no ha podido romper aunque ha estado en un nivel cercano al del equipo griego si se excluye el primer partido. Ha tenido momentos muy buenos en la eliminatorias, otros para quejarse de los árbitros (en el segundo partido, sobre todo) pero finalmente ha caído. Y no parece casualidad: seis partidos contra Olympiacos esta temporada y cinco derrotas.
Después de tres años en la final (una victoria y dos derrotas), el Real Madrid se cae de la Final Four y sigue sin ser capaz de llegar cuatro años seguidas a la cita definitiva, la final a cuatro. Los únicos que han logrado algo así, verdaderamente difícil, son CSKA, Fenerbahçe, Baskonia y el propio Olympiacos.
Una atención centrada ahora en la Liga
La eliminación mantiene al Real Madrid sin ningún título esta temporada, algo verdaderamente extraño para un equipo que entró en una verdadera edad de oro con la llegada de Pablo Laso en el verano de 2011. Este Madrid 2024-25, en cambio de ciclo tras la salida de los Rudy, Sergio, Causeur, Poirier y Yabusele, arrancó con derrota en la final de la Supercopa: ganó al Barcelona en semifinales pero no pudo después con el Unicaja (90-80), el mismo rival que lo tumbó unos meses después en la final de Copa (93-79). El equipo de Chus Mateo no sufrió contra Manresa y Gran Canaria, pero se estrelló en la segunda parte de la final contra un Unicaja que jugó un partido casi perfecto. Cero de dos y, ahora, eliminación en Euroliga: nada en los tres títulos que ya se han resuelto.
Queda la Liga, donde el equipo blanco es favoritísimo, además con un formato de playoffs que minimiza las sorpresas y da ventaja a su pico de talento y su fondo de armario. La ventaja de campo parece muy cerca de estar amarrada (tres partidos de ventaja sobre el segundo) para un equipo que se ha recompuesto, tras unos altibajos feos en el arranque, y está ahora mismo arrasando en la competición doméstica: lleva 17 victorias seguidas y no pierde desde que cayó por un punto en Valencia (85-84) justo antes de Navidad.
La Liga Endesa es, por lo tanto, una obligación. Más que nunca para evitar un año sin títulos. Una situación que no se vive en el Real Madrid desde la llegada de Laso. El primer gran éxito del vitoriano, la Copa de 2012, abrió un tramo lleno de éxitos. La última vez que sucedió algo así, en lo negativo, fue en la 2010-11, la temporada que comenzó con Ettore Messina y acabó con Lele Molin en el banquillo. El desastre comenzó con una derrota horrible en semifinales de la Supercopa (89-55) contra un Barça que por entonces le tenía comida la moral y que ganó ese título y la Copa, con una final en la que se impuso otra vez al Madrid, además en el Palacio (60-68). El equipo azulgrana completó el triplete nacional con una Liga en la que derrotó por el título al Bilbao Basket, que había dado la campanada en semifinales contra un Real Madrid ya desfondado y que tuvo su mejor momento con el billete para la Final Four del Sant Jordi: superó en cuartos al Valencia Basket (3-2) pero se estrelló después, en semifinales, contra el Maccabi (82-63). Un 0/4 en títulos que alarga ahora su sombra, si bien queda la bala de la Liga.
La temporada 2011-12, con aquella Copa, rompió una maldición de cuatro años en blanco, desde la Liga 2006-07. Cuatro cursos (2007-08, 2008-09, 2009-10 y 2010-11) en los que, en plena crisis de identidad, el Real Madrid se estrelló una y otra vez antes de montar, ya con Laso y con un núcleo de jugadores irrepetible, uno de los proyectos más dominantes de la historia del baloncesto europeo. Pero entre la Liga de 2007 y la Copa de 2012, nada.
Una situación extraña en mayo
Ni siquiera es normal para el Madrid llegar en una situación de tanta exigencia a mayo. Desde esa temporada 2011-12 nunca se ha visto con el actual 0/3 y siempre ha llegado a los playoffs de la ACB con algún título (o más de uno, muchas veces) en el zurrón. De hecho entre 2012 y 2023 ganó nueve Supercopas (seis de ellas seguidas) y arrancó el curso con una primera (aunque pequeña, es el menor de los cuatro títulos) alegría. En Copa, y tras aquella maldición de 19 años (desde 1993 hasta 2012) ha ganado siete y cuatro seguidas (2014-17). Y en Liga arrancó en 2013 y sumó esa y seis más. Y la única vez desde el verano de 2011 que se quedó seco en Supercopa y Copa, ganó la Euroliga 2017-18, la de la explosión de Luka Doncic. Antes se había llevado la de 2015 (la primera desde 1995) y después ganó la de 2023, la de la remontada al Partizán y el canastón de Llull.
En aquel curso 2017-18, el Gran Canaria le sorprendió en semifinales de una Supercopa que acabó ganando el Valencia Basket y el Barça la derrotó en la final de Copa (92-90). Pero después llegó el éxtasis de la Euroliga y el título de Liga tras derrotar al Baskonia en la final. El Real Madrid, por lo tanto, lleva catorce años (2010-11) sin quedarse a cero en títulos, algo que está en riesgo ahora, y llevaba desde aquel mismo año sin empezar con tres pinchazos en Supercopa, Copa y Euroliga. Así está ahora, en territorio casi desconocido y obligado a poner los cinco sentidos en la Liga Endesa.
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