Espectáculo
Un mundo de estrés y preocupaciones
Hay mucho estrés en estos tiempos. Realmente, es difícil lo que estamos viviendo. El mundo entero está preocupado por las guerras, los ataques y por el ambiente tan tenso que se nota en todas partes.
En EE.UU, tenemos un presidente que quisiera hacer cosas, pero no hay manera de que entienda que debe dialogar, ceder y escuchar al pueblo. Entonces, termina peleándose con todo el mundo e imponiendo lo que quiere.
No respeta las leyes, ni a los cuatro poderes que conforman la democracia. A cada rato hay un encontronazo. Todos los días proclama algo y se pelea con los jueces. Es una locura.
Tenemos que encontrar la paz, intentar que podamos resolver las cosas sin violencia. Hay demasiada violencia en el mundo, demasiada tristeza, demasiado miedo. La vida cada vez está más cara. No se ve un futuro agradable, al menos por ahora. Y cada día nos preocupamos más.
Seguimos creyendo que la violencia, las peleas y la imposición de nuestras ideas es lo que va a cambiar el mundo. Y así nada cambia. Tenemos que volver hacia atrás, respetar los poderes que conforman un país que está llamado a enseñar al mundo lo que es un lugar democrático.
Pero no es así. O sea, no nos estamos respetando, no estamos haciéndole frente a los problemas de manera correcta. Así no vamos a ninguna parte. Y todo esto hace que la gente esté muy triste, sin esperanzas.
Si usted retira la esperanza de tener un mañana, le está quitando todo a los seres humanos, al país y a la sociedad. Por favor, le digo, señor presidente, y a todas las personas relacionadas con el poder, que es hora de parar y volver atrás.
Volvamos a ser un país donde impere la democracia, donde se respete a las gentes, al gobierno, a los jueces y a los seres humanos que conformamos el mundo.
Volvamos atrás, porque, si no lo hacemos, lo que nos espera es muy peligroso. Por favor, presidente, medite sobre este mensaje y ponga su granito de arena. Trate de no imponer sus ideas, intente escuchar a los otros y vuelva a respetar. Dios bendiga al mundo, porque todo está muy mal.