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Luis Enrique lo clavó con Mbappé
En una rueda de prensa en la ciudad deportiva del PSG, en Poissy, hace un año, cuando ya se había confirmado la salida de Kylian Mbappé, el jugador por el que hizo lo imposible Qatar para retenerle en reiteradas ocasiones, la pieza angular del proyecto durante el último lustro, Luis Enrique pronunció una frase que dejó descolocados a los periodistas. “Estoy convencido de que la próxima temporada seremos mejores”. Aquellas declaraciones, osadas para la siempre crítica prensa francesa, se han convertido en hechos, en una temporada, la primera sin el proyecto galáctico, sin la joya de la corona, en la que el conjunto parisino está a dos victorias de consumar un Triplete histórico e inédito en el fútbol francés.
En una rueda de prensa en la ciudad deportiva del PSG, en Poissy, hace un año, cuando ya se había confirmado la salida de Kylian Mbappé, el jugador por el que hizo lo imposible Qatar para retenerle en reiteradas ocasiones, la pieza angular del proyecto durante el último lustro, Luis Enrique pronunció una frase que dejó descolocados a los periodistas. “Estoy convencido de que la próxima temporada seremos mejores”. Aquellas declaraciones, osadas para la siempre crítica prensa francesa, se han convertido en hechos, en una temporada, la primera sin el proyecto galáctico, sin la joya de la corona, en la que el conjunto parisino está a dos victorias de consumar un Triplete histórico e inédito en el fútbol francés.
El Paris Saint-Germain ha pasado, de la mano de Luis Enrique, de ser un compendio de estrellas a un equipo con mayúsculas. Todos corren, todos defienden sin balón, todos reman en la misma dirección y nadie está por encima del resto. Prueba de ello, la suplencia de Ousmane Dembélé, el máximo artillero del 2025, en las semifinales de la Champions League. Aunque el francés no llegaba en plenas condiciones, a Lucho, la verdadera estrella del proyecto, no le tembló el pulso para sentarle, denotando que confiaba plenamente en Barcola y Doué para que hicieran las labores del internacional francés.
Todos han terminado por rendirse a Luis Enrique. El gijonés dijo en verano, al ser preguntado por Mbappé, que la plantilla subsanaría el vacío que dejó el actual delantero del Real Madrid. Y los datos le dieron la razón. Dembélé ha dado un paso al frente, acumulando 45 participaciones de gol entre todas las competiciones; Doué ha derribado la puerta; Barcola se ha convertido en el máximo asistente de Europa este año y Kvaratskhelia, el último en subirse al barco, trabaja más que el resto en tareas defensivas.
Récords y más récords
El exseleccionador español ha batido todos los registros esta temporada y está a un paso de hacer historia. Su PSG, que antaño no aguantaba ningún golpe, que en Europa sufría debacles constantes, encarna a la perfección la idiosincrasia que siempre le ha caracterizado. Una trituradora ofensiva, un muro defensivo, un equipo de autor que ha sido verdugo de todos los equiposde la Premier League que han disputado la Champions League esta temporada. Ni City, ni Liverpool, ni Aston Villa ni finalmente el Arsenal pudieron contener el acaudalado potencial, el hambre, la ambición de un equipo que puede entrar en la historia del fútbol francés, también del fútbol europeo.
Líder inalcanzable de la liga francesa, que ganó a comienzos de abril, primer equipo que acumula 39 partidos sin perder fuera de casa, Luis Enrique ha cambiado la historia reciente del PSG. Cuando aterrizó, en julio de 2023, el equipo estaba en tierra de nadie, incapaz de competir en Europa. Año y medio después, clasificado a la final de la Champions League, siendo el asturiano el primer entrenador que mete a la entidad parisina dos veces seguidas en la penúltima instancia de la máxima competición continental, las tornas han cambiado y, por fin, el PSG tiene un proyecto a largo plazo sin fisuras y con un futuro más que halagüeño.
El PSG actuó con celeridad en agosto para firmarle un nuevo contrato a Luis Enrique, formalizado en enero, hasta 2027. Ni en los momentos más críticos de la temporada, cuando estaba en jaque incluso la clasificación a la siguiente ronda de la Champions, Luis Campos y Al Khelaïfi, a los que el técnico ha agradecido reiteradamente su apoyo, dudaron de él. “Tenemos al mejor entrenador del mundo”, declaró el qatarí antes de la final de enero contra el City, la que cambió el rumbo de la temporada para el campeón de la Ligue 1. Tras muchos años con proyectos efímeros, que trituraba entrenadores después de cada derrota en Europa, en la capital francesa, por fin, se ha asentado la tranquilidad.
Luis Enrique atisba un Triplete que podría elevarle al Olimpo, igualando a Guardiola como el único entrenador que lo ha conseguido dos veces, una utopía a comienzos de temporada, cuando muchos se atrevieron a pensar que el PSG sería un equipo abordable sin Kylian Mbappé. El fútbol, tan caprichoso, tan imprevisible, ha decidido que, en el año en el que el francés hizo las maletas de París después de siete temporadas, el conjunto parisino llegue a la segunda final de la Champions League de su historia. Lucho tenía razón y pocos, muy pocos, se atrevieron a creerle.
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