Mundo Motor
Peajes (Tolls) en Estados Unidos: Cómo funcionan y opciones de pago

Circular por las autopistas estadounidenses es sinónimo de carreteras bien mantenidas, señalización clara, pero de repente, un letrero que anuncia «Toll Road» (peajes). Y es aquí donde la cosa se puede poner interesante, especialmente si uno no está familiarizado con el sistema.
Porque no es tan simple como detenerse en una caseta y soltar unas monedas en todos lados. Hoy, la tecnología ha avanzado, y con ella, las formas de pagar (y de complicarse, a veces).
Hace ya varios años, el efectivo comenzó a ceder terreno frente a los sistemas de pago electrónico. Estos dispositivos, pequeños transpondedores que se adhieren al parabrisas del vehículo, han revolucionado la manera en que se gestionan los peajes.
En Estados Unidos, los más conocidos son el E-ZPass, predominante en la Costa Este, y el SunPass, el rey de las carreteras de Florida. Pero la lista es larga y varía según el estado: TxTag en Texas, I-PASS en Illinois, FasTrak en California, y así podríamos seguir.
En sí, la idea detrás de estos sistemas es agilizar el tráfico. Uno simplemente pasa por el carril designado, el sistema lee el transpondedor y listo, el cobro se realiza automáticamente a una cuenta previamente cargada o vinculada a una tarjeta de crédito.
Este método de pago es una gran solución de pérdida de tiempo especialmente para los conductores frecuentes. El problema surge cuando uno viaja fuera de la red de cobertura de su dispositivo o, peor aún, si no cuenta con ninguno.
Aquí es donde la interoperabilidad, o la falta de ella en algunos casos, puede jugar una mala pasada. Aunque se han hecho esfuerzos para que ciertos sistemas sean compatibles entre sí (por ejemplo, E-ZPass ahora funciona en varios estados más allá de su región original), todavía no existe un sistema único a nivel nacional. Esto significa que un transpondedor de un estado podría no ser válido en otro, lo que nos lleva a la siguiente cuestión: ¿y entonces, cómo pagar?

Del transpondedor al «Pay-By-Plate» y otras alternativas
Para aquellos que no poseen un transpondedor o cuyo dispositivo no es compatible con la carretera por la que transitan, existen generalmente dos alternativas principales. La primera, cada vez menos común, es la caseta de pago en efectivo. Sí, todavía quedan algunas, pero su número va en franca disminución, y en muchas autopistas han desaparecido por completo.
La segunda, y más extendida actualmente, es el sistema de “Pay-By-Plate” o pago por matrícula. En este caso, unas cámaras capturan la matrícula del vehículo al pasar por el punto de peaje. Posteriormente, se envía una factura por correo postal al propietario registrado del vehículo.
Suena conveniente, pero esta comodidad suele venir con un precio: tarifas administrativas adicionales que pueden encarecer significativamente el costo del peaje. Y si la dirección de registro del vehículo no está actualizada, esa factura podría no llegar nunca, acumulando recargos y posibles multas.
Otra opción, especialmente para turistas o conductores que rentan autos, es verificar las políticas de la compañía de alquiler. Muchas ofrecen sus propios programas de peaje, que pueden incluir el uso de un transpondedor de la empresa por una tarifa diaria o fija, o bien, repercuten los cargos de “Pay-By-Plate” más sus propias comisiones. Es crucial leer la letra pequeña para evitar sorpresas desagradables al devolver el auto.

Peajes (Tolls) en Estados Unidos: Falta de un estándar nacional
Si bien la automatización busca eficiencia, la fragmentación de sistemas y las tarifas asociadas al “Pay-By-Plate” pueden percibirse como una carga, especialmente para el conductor ocasional o el turista. La falta de un estándar nacional unificado complica innecesariamente los viajes interestatales. Uno se pregunta si no sería posible aspirar a una solución más integrada, donde un solo dispositivo o una cuenta centralizada sirviera para todo el país.
Asimismo, la transparencia en las tarifas administrativas del “Pay-By-Plate” es un punto que genera debate. A menudo, estos cargos no son del todo claros hasta que llega la factura, y pueden variar considerablemente entre diferentes autoridades de peaje. Esto puede llevar a una sensación de indefensión en el usuario, que simplemente transitó por una vía sin tener una alternativa de pago inmediato y claro en ese momento.
Entonces, ¿cuál es la moraleja de esta historia? Planificación y conocimiento son clave en los tolls. Antes de emprender un viaje por carretera, es sumamente recomendable investigar las políticas de peaje de los estados que se van a atravesar. Verificar si el transpondedor que uno posee tiene cobertura o si es necesario considerar otras opciones.
Para los residentes, obtener el transpondedor local suele ser la opción más económica y conveniente a largo plazo. Para los visitantes, explorar las opciones de las compañías de alquiler o incluso, en algunos casos, la posibilidad de abrir cuentas temporales en línea con algunas autoridades de peaje, puede ser una buena estrategia.
Queda claro que los sistemas de peaje en Estados Unidos son una pieza fundamental de la infraestructura vial, contribuyendo a su mantenimiento y expansión.
No obstante, comprender su funcionamiento y las diversas formas de pago es esencial para que la experiencia de conducir por este gran país siga siendo placentera y no se vea empañada por facturas inesperadas o complicaciones innecesarias.
Circular por las autopistas estadounidenses es sinónimo de carreteras bien mantenidas, señalización clara, pero de repente, un letrero que anuncia «Toll Road» (peajes). Y es aquí donde la cosa se puede poner interesante, especialmente si uno no está familiarizado con el sistema.
Porque no es tan simple como detenerse en una caseta y soltar unas monedas en todos lados. Hoy, la tecnología ha avanzado, y con ella, las formas de pagar (y de complicarse, a veces).
Hace ya varios años, el efectivo comenzó a ceder terreno frente a los sistemas de pago electrónico. Estos dispositivos, pequeños transpondedores que se adhieren al parabrisas del vehículo, han revolucionado la manera en que se gestionan los peajes.
En Estados Unidos, los más conocidos son el E-ZPass, predominante en la Costa Este, y el SunPass, el rey de las carreteras de Florida. Pero la lista es larga y varía según el estado: TxTag en Texas, I-PASS en Illinois, FasTrak en California, y así podríamos seguir.
En sí, la idea detrás de estos sistemas es agilizar el tráfico. Uno simplemente pasa por el carril designado, el sistema lee el transpondedor y listo, el cobro se realiza automáticamente a una cuenta previamente cargada o vinculada a una tarjeta de crédito.
Este método de pago es una gran solución de pérdida de tiempo especialmente para los conductores frecuentes. El problema surge cuando uno viaja fuera de la red de cobertura de su dispositivo o, peor aún, si no cuenta con ninguno.
Aquí es donde la interoperabilidad, o la falta de ella en algunos casos, puede jugar una mala pasada. Aunque se han hecho esfuerzos para que ciertos sistemas sean compatibles entre sí (por ejemplo, E-ZPass ahora funciona en varios estados más allá de su región original), todavía no existe un sistema único a nivel nacional. Esto significa que un transpondedor de un estado podría no ser válido en otro, lo que nos lleva a la siguiente cuestión: ¿y entonces, cómo pagar?

Del transpondedor al «Pay-By-Plate» y otras alternativas
Para aquellos que no poseen un transpondedor o cuyo dispositivo no es compatible con la carretera por la que transitan, existen generalmente dos alternativas principales. La primera, cada vez menos común, es la caseta de pago en efectivo. Sí, todavía quedan algunas, pero su número va en franca disminución, y en muchas autopistas han desaparecido por completo.
La segunda, y más extendida actualmente, es el sistema de “Pay-By-Plate” o pago por matrícula. En este caso, unas cámaras capturan la matrícula del vehículo al pasar por el punto de peaje. Posteriormente, se envía una factura por correo postal al propietario registrado del vehículo.
Suena conveniente, pero esta comodidad suele venir con un precio: tarifas administrativas adicionales que pueden encarecer significativamente el costo del peaje. Y si la dirección de registro del vehículo no está actualizada, esa factura podría no llegar nunca, acumulando recargos y posibles multas.
Otra opción, especialmente para turistas o conductores que rentan autos, es verificar las políticas de la compañía de alquiler. Muchas ofrecen sus propios programas de peaje, que pueden incluir el uso de un transpondedor de la empresa por una tarifa diaria o fija, o bien, repercuten los cargos de “Pay-By-Plate” más sus propias comisiones. Es crucial leer la letra pequeña para evitar sorpresas desagradables al devolver el auto.

Peajes (Tolls) en Estados Unidos: Falta de un estándar nacional
Si bien la automatización busca eficiencia, la fragmentación de sistemas y las tarifas asociadas al “Pay-By-Plate” pueden percibirse como una carga, especialmente para el conductor ocasional o el turista. La falta de un estándar nacional unificado complica innecesariamente los viajes interestatales. Uno se pregunta si no sería posible aspirar a una solución más integrada, donde un solo dispositivo o una cuenta centralizada sirviera para todo el país.
Asimismo, la transparencia en las tarifas administrativas del “Pay-By-Plate” es un punto que genera debate. A menudo, estos cargos no son del todo claros hasta que llega la factura, y pueden variar considerablemente entre diferentes autoridades de peaje. Esto puede llevar a una sensación de indefensión en el usuario, que simplemente transitó por una vía sin tener una alternativa de pago inmediato y claro en ese momento.
Entonces, ¿cuál es la moraleja de esta historia? Planificación y conocimiento son clave en los tolls. Antes de emprender un viaje por carretera, es sumamente recomendable investigar las políticas de peaje de los estados que se van a atravesar. Verificar si el transpondedor que uno posee tiene cobertura o si es necesario considerar otras opciones.
Para los residentes, obtener el transpondedor local suele ser la opción más económica y conveniente a largo plazo. Para los visitantes, explorar las opciones de las compañías de alquiler o incluso, en algunos casos, la posibilidad de abrir cuentas temporales en línea con algunas autoridades de peaje, puede ser una buena estrategia.
Queda claro que los sistemas de peaje en Estados Unidos son una pieza fundamental de la infraestructura vial, contribuyendo a su mantenimiento y expansión.
No obstante, comprender su funcionamiento y las diversas formas de pago es esencial para que la experiencia de conducir por este gran país siga siendo placentera y no se vea empañada por facturas inesperadas o complicaciones innecesarias.