Deportes
Tres béticos heridos por el ataque de los ultras de la Fiorentina
La alegría bética por el pase a la primera final europea de su historia se ve empañada por la tristeza y la preocupación por los incidentes que se produjeron en el Artemio Franchi. Los ultras de la Fiorentina, que ya hicieron de las suyas por Sevilla, se cebaron con la grada visitante, extrañamente situdada junto a su zona, dejando tres heridos entre los aficionados verdiblancos. Dos de ellos por heridas en la cabeza y otro, en la mano por la explosión de un petardo.
Los radicales italianos lanzaron bengalas y piedras a la zona visitante del Artemio Franchi, a la que intentaron acceder para pelear con los ultras del Betis.
La alegría bética por el pase a la primera final europea de su historia se ve empañada por la tristeza y la preocupación por los incidentes que se produjeron en el Artemio Franchi. Los ultras de la Fiorentina, que ya hicieron de las suyas por Sevilla, se cebaron con la grada visitante, extrañamente situdada junto a su zona, dejando tres heridos entre los aficionados verdiblancos. Dos de ellos por heridas en la cabeza y otro, en la mano por la explosión de un petardo.
Y es que ya desde el calentamiento comenzaron los lanzamientos de bengalas desde la zona de la Fiorentina a la del Betis. Los béticos las devolvieron y eso solo empeoró el asunto, ya que los radicales locales incluso destrozaron un cuarto de baño para tener objetos que tirar a sus rivales.
No quedó ahí la cosa, ya que incluso se hicieron con una escalera para acceder a la grada bética, pelear con sus ultras y robar sus pancartas. Todo ello con la connivencia de una policía italiana que decía no poder actuar sin el permiso de la Fiorentina.
La gravedad de estos incidentes dejan en anécdota que los jugadores del Betis se quejaran de que en en la hora de la siesta en su hotel se comenzara a trabajar con taladros. Curiosamente, en la misma planta en la que dormían los jugadores.
La UEFA, tan exigente en sus pesquisas y exigencias en los estadios sevillanos, vuelve a mostrar su laxitud en otras latitudes, para desgracia de unos aficionados a los que ni las heridas roban la sonrisa por la felicidad que su equipo les ha dado.
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