Ciencia & Tecnología
Una planta usa su repugnante olor para seducir a polinizadores

Un estudio revela el mecanismo que usa el jengibre silvestre para emitir olores desagradables y así atraer a los polinizadores. El repugnante secreto evolutivo de esta planta se encontraría en su genética.
Un estudio revela el mecanismo que usa el jengibre silvestre para emitir olores desagradables y así atraer a los polinizadores. El repugnante secreto evolutivo de esta planta se encontraría en su genética.
Muchas plantas atraen a sus polinizadores con dulces y agradables fragancias. Pero no todas: un grupo de investigadores ha descubierto una planta que ha evolucionado para producir olores desagradables y obtener ventajas ecológicas, según se detalla en un estudio publicado en la revista Science.
La emisión de fragancias puede animar a los insectos a visitar los órganos reproductores de la planta y aumentar así las posibilidades de la polinización, pero también pueden repeler a los visitantes indeseados.
A lo largo de la evolución, las plantas han modificado la composición molecular de estos olores para captar a determinados insectos.
Flores del jengibre silvestre
El estudio explica que un gen destinado a desintoxicar compuestos olorosos en las flores del jengibre silvestre (Asarum) ha evolucionado para producir olores desagradables, un hallazgo que muestra cómo las plantas usan vías metabólicas ancestrales para obtener ventajas ecológicas.
El jengibre silvestre usa oligosulfuros, unas sustancias químicas que le dan a las flores un olor similar al de un cadáver putrefacto, con el que engañan y atraen a insectos que buscan materia orgánica en descomposición, para finalmente conseguir la polinización.
Compuestos volátiles malolientes
Los malolientes oligosulfuros liberados por la planta suelen ser el dimetil disulfuro (DMDS) y el dimetil trisulfuro (DMTS). Estos compuestos imitan las señales químicas emitidas por el material en descomposición.
Aunque se sabe que estos se forman a partir de la descomposición bacteriana de aminoácidos que contienen azufre, los mecanismos biológicos que permiten que las flores los produzcan siguen siendo en parte un misterio.
La clave está en los genes de la planta
Los autores del trabajo reciente encontraron en diferentes tipos de Asarum un gen de la familia de proteínas de unión al selenio, que emite el compuesto maloliente DMDS.
En los humanos, la proteína relacionada, SELENBP1, está encargada de desintoxicar y convertir en una sustancia menos nociva al metanotiol, un compuesto de olor fuerte y maloliente, relacionado con el mal aliento clínico.
SBP1 tiene una reacción única
En las especies de jengibre silvestre, los científicos encontraron tres tipos distintos de genes de metanotiol: SBP1, SBP2 y SBP3.
Al expresar estos genes en bacterias y comprobar su función enzimática, descubrieron que SBP1 realiza una reacción única: en lugar de desintoxicar el metanotiol, lo transforma en DMDS, provocando el olor repugnante.
Evolución convergente
Esta capacidad ha evolucionado de forma independiente en al menos tres linajes de plantas no relacionados con Asarum, lo que sugiere una evolución convergente impulsada por presiones ecológicas similares, dicen los científicos.
«Las plantas están sometidas a una presión evolutiva constante para producir una química compleja para la comunicación y la defensa», concluyen los investigadores.
JU (efe, The Guardian, Science)
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