Bienestar
Tomas Navarro, psicólogo: «Más acción y menos queja: pasemos del victimismo al protagonismo»
Reside en el Pirineo y es un psicólogo atípico: hace terapia esquiando, pedaleando, escalando o caminando. Con sus reflexiones y libros, traducidos a más de 30 idiomas, ayuda a particulares y empresas, donde promueve políticas de bienestar emocional y resiliencia. Entre sus obras destacan títulos como ‘Kintsukuroi’, ‘Wabi sabi’. ‘Fortaleza emocional’, ‘Piensa bonito’ y ‘Tus líneas rojas’, todos editados por Planeta. Acaba de publicar ‘La senda kaizen’ (Neko Books), donde revela cómo hacer pequeños cambios diarios para alcanzar una vida más plena y equilibrada. Abordamos con él algunas de las claves de su último libro.—La mentalidad Kaizen invita a lograr mucho con poco, ¿eso va en contra de la cultura del esfuerzo—No, no va en contra, sino que tiene un matiz que se puede ver con lo que inculco a mi hija sobre la cultura del esfuerzo y es que tiene que ser un esfuerzo enfocado o no servirá de nada. A menudo nos esforzamos en cosas que no llegarán a ninguna parte y el esfuerzo se asume como una especie de penitencia. Kaizen ayuda a quienes no pueden, no quieren o no saben esforzarse. La vida no tiene por qué ser una lucha. Paso a paso se puede tener una vida mejor, no hace falta correr, andar es mejor que no hacer nada. —¿Es bueno perseguir objetivos concretos?—Tener objetivos permite enfocarse y tener prioridades, pero he comprobado que al llegar al objetivo uno se relaja y vuelve a la situación anterior. El lugar donde uno está es el resultado del camino que hace, así que si no nos gusta hay que recorrer otro camino que vaya en otra dirección. El objetivo queda muy lejos, el camino es ya, es hoy. Se trata de focalizar la atención en el aquí y el ahora, disfrutando del proceso y de los pequeños logros.—¿El Kaizen invalida excusas como la falta de tiempo, de ganas y de motivación…?—Sí, porque no requiere tiempo, ni fuerzas ni motivación. Las pequeñas acciones son más efectivas que las grandes y generan microdosis de motivación que funcionan. Con decisiones y microdecisiones se entra en un círculo virtuoso que se retroalimenta y fortalece los resultados. —Tres lecciones de Kaizen que haya que grabarse a fuego…—Empoderarse y tomar el control, focalizarse en los procesos más que en los resultados y renunciar a la mentalidad conformista. Con estos tres pilares uno es más feliz, más sano y equilibrado. Y además puede disfrutar de un vida más bonita. Cuando uno cree que no puede hacer nada, se deja arrastrar por todo; cuando uno se obsesiona con los resultados, hace mucho de manera dispersa que no suele incidir en su expectativa irreal; y cuando uno es conformista, se queda anclado en el dolor y renuncia a estar mejor. La vida no siempre es fácil, pero nos da ese gran regalo que son las decisiones. Decisión a decisión podemos complicarnos o facilitarnos la vida.«A menudo nos esforzamos en cosas que nunca llegarán a nada, el esfuerzo debe ser enfocado» Tomás Navarro Psicólogo—Si lo que se piensa afecta a lo que se siente y a lo que se hace, ¿cómo se pueden cambiar los pensamientos ? —Es más fácil cambiar lo que se piensa que lo que se hace pero hace falta una cosa: humildad. Sin humildad para aceptar que algunas de las cosas que se piensan están erradas no se puede cambiar. Algunas personas son más flexibles que otras para cambiar sus pensamientos. Pero tengo una técnica que ayuda que es el «ysiísmo», que invita a repensar las cosas con un: «Y si…», «Y si pudiera…», «Y si probase…». No todo lo que se piensa es cierto, ni ayuda, ni beneficia. Se trata de cuestionarse, desaprender, dejar espacio, explorar y buscar. A veces se necesita una prueba, otras confiar en la persona adecuada… Nos equivocamos, no lo sabemos todo. Hay que buscar ayuda de calidad para tener una vida mejor. —Al plantear el trabajo emocional propone un tándem entre motivación y responsabilidad, ¿por qué?—La responsabilidad imprime dirección y da satisfacción. Un ejemplo. Nadie puede luchar contra su plato preferido, contra un dulce apetitoso o una bolsa de patatas fritas especialmente diseñadas para querer más. Pero la responsabilidad nace de una decisión consciente y en este ejemplo implica querer cuidarse porque sí, sin importar lo que se desee o se sienta. Y después se logra una gran recompensa que es la satisfacción por haber hecho lo que se tenía que hacer. Hacer algo por responsabilidad da placer y mejora la autoestima.Noticias relacionadas estandar No Saborear cada momento, la clave para alejar la ansiedad y la hipervigilancia Tomás Navarro estandar No La senda Kaizen: tener una vida bonita es una suma de conquistas, no una gesta Tomás Navarro—Un mensaje frecuente en su obra es olvidarse de la queja y de culpar a los otros…—La queja es cómoda y compasiva, pero completamente inútil para tener una vida mejor. Cada uno tiene su vida y las cartas que le tocan. Pero juguemos las cartas de la mejor manera posible asumiendo la responsabilidad, tomando decisiones que nos ayuden y dejando de culpar a otros. Más acción y menos queja: pasemos del victimismo al protagonismo.—Pero a veces, aunque uno actúe, no se consiguen resultados…—Hay que aceptar que no todo tiene que ser inmediato y que estamos preparados para perseverar. Hasta la demonizada dopamina forma parte de nuestro mecanismo de perseverancia. Trabajemos la perseverancia y aceptemos que todo requiere un proceso. El día de mañana quienes sean capaces de perseverar de manera inteligente -no obstinarse, eso es otra cosa- tendrán una vida mucho mejor. Hay que centrarse en el camino. Las prisas no son buenas amigas de nada, así en general, pero lo son aún menos de los cambios consolidados.
Reside en el Pirineo y es un psicólogo atípico: hace terapia esquiando, pedaleando, escalando o caminando. Con sus reflexiones y libros, traducidos a más de 30 idiomas, ayuda a particulares y empresas, donde promueve políticas de bienestar emocional y resiliencia. Entre sus obras destacan títulos como ‘Kintsukuroi’, ‘Wabi sabi’. ‘Fortaleza emocional’, ‘Piensa bonito’ y ‘Tus líneas rojas’, todos editados por Planeta. Acaba de publicar ‘La senda kaizen’ (Neko Books), donde revela cómo hacer pequeños cambios diarios para alcanzar una vida más plena y equilibrada. Abordamos con él algunas de las claves de su último libro.—La mentalidad Kaizen invita a lograr mucho con poco, ¿eso va en contra de la cultura del esfuerzo—No, no va en contra, sino que tiene un matiz que se puede ver con lo que inculco a mi hija sobre la cultura del esfuerzo y es que tiene que ser un esfuerzo enfocado o no servirá de nada. A menudo nos esforzamos en cosas que no llegarán a ninguna parte y el esfuerzo se asume como una especie de penitencia. Kaizen ayuda a quienes no pueden, no quieren o no saben esforzarse. La vida no tiene por qué ser una lucha. Paso a paso se puede tener una vida mejor, no hace falta correr, andar es mejor que no hacer nada. —¿Es bueno perseguir objetivos concretos?—Tener objetivos permite enfocarse y tener prioridades, pero he comprobado que al llegar al objetivo uno se relaja y vuelve a la situación anterior. El lugar donde uno está es el resultado del camino que hace, así que si no nos gusta hay que recorrer otro camino que vaya en otra dirección. El objetivo queda muy lejos, el camino es ya, es hoy. Se trata de focalizar la atención en el aquí y el ahora, disfrutando del proceso y de los pequeños logros.—¿El Kaizen invalida excusas como la falta de tiempo, de ganas y de motivación…?—Sí, porque no requiere tiempo, ni fuerzas ni motivación. Las pequeñas acciones son más efectivas que las grandes y generan microdosis de motivación que funcionan. Con decisiones y microdecisiones se entra en un círculo virtuoso que se retroalimenta y fortalece los resultados. —Tres lecciones de Kaizen que haya que grabarse a fuego…—Empoderarse y tomar el control, focalizarse en los procesos más que en los resultados y renunciar a la mentalidad conformista. Con estos tres pilares uno es más feliz, más sano y equilibrado. Y además puede disfrutar de un vida más bonita. Cuando uno cree que no puede hacer nada, se deja arrastrar por todo; cuando uno se obsesiona con los resultados, hace mucho de manera dispersa que no suele incidir en su expectativa irreal; y cuando uno es conformista, se queda anclado en el dolor y renuncia a estar mejor. La vida no siempre es fácil, pero nos da ese gran regalo que son las decisiones. Decisión a decisión podemos complicarnos o facilitarnos la vida.«A menudo nos esforzamos en cosas que nunca llegarán a nada, el esfuerzo debe ser enfocado» Tomás Navarro Psicólogo—Si lo que se piensa afecta a lo que se siente y a lo que se hace, ¿cómo se pueden cambiar los pensamientos ? —Es más fácil cambiar lo que se piensa que lo que se hace pero hace falta una cosa: humildad. Sin humildad para aceptar que algunas de las cosas que se piensan están erradas no se puede cambiar. Algunas personas son más flexibles que otras para cambiar sus pensamientos. Pero tengo una técnica que ayuda que es el «ysiísmo», que invita a repensar las cosas con un: «Y si…», «Y si pudiera…», «Y si probase…». No todo lo que se piensa es cierto, ni ayuda, ni beneficia. Se trata de cuestionarse, desaprender, dejar espacio, explorar y buscar. A veces se necesita una prueba, otras confiar en la persona adecuada… Nos equivocamos, no lo sabemos todo. Hay que buscar ayuda de calidad para tener una vida mejor. —Al plantear el trabajo emocional propone un tándem entre motivación y responsabilidad, ¿por qué?—La responsabilidad imprime dirección y da satisfacción. Un ejemplo. Nadie puede luchar contra su plato preferido, contra un dulce apetitoso o una bolsa de patatas fritas especialmente diseñadas para querer más. Pero la responsabilidad nace de una decisión consciente y en este ejemplo implica querer cuidarse porque sí, sin importar lo que se desee o se sienta. Y después se logra una gran recompensa que es la satisfacción por haber hecho lo que se tenía que hacer. Hacer algo por responsabilidad da placer y mejora la autoestima.Noticias relacionadas estandar No Saborear cada momento, la clave para alejar la ansiedad y la hipervigilancia Tomás Navarro estandar No La senda Kaizen: tener una vida bonita es una suma de conquistas, no una gesta Tomás Navarro—Un mensaje frecuente en su obra es olvidarse de la queja y de culpar a los otros…—La queja es cómoda y compasiva, pero completamente inútil para tener una vida mejor. Cada uno tiene su vida y las cartas que le tocan. Pero juguemos las cartas de la mejor manera posible asumiendo la responsabilidad, tomando decisiones que nos ayuden y dejando de culpar a otros. Más acción y menos queja: pasemos del victimismo al protagonismo.—Pero a veces, aunque uno actúe, no se consiguen resultados…—Hay que aceptar que no todo tiene que ser inmediato y que estamos preparados para perseverar. Hasta la demonizada dopamina forma parte de nuestro mecanismo de perseverancia. Trabajemos la perseverancia y aceptemos que todo requiere un proceso. El día de mañana quienes sean capaces de perseverar de manera inteligente -no obstinarse, eso es otra cosa- tendrán una vida mucho mejor. Hay que centrarse en el camino. Las prisas no son buenas amigas de nada, así en general, pero lo son aún menos de los cambios consolidados.