Espectáculo
El ejercicio combate los efectos del tratamiento del cáncer

Cuando pensamos en tratamientos contra el cáncer, lo primero que viene a la mente suele ser la quimioterapia y sus duros efectos secundarios: fatiga, náuseas, dolor, cambios de humor e incluso daños al corazón.
Pero lo que muchas personas no saben es que una herramienta tan cotidiana como el ejercicio físico podría ser clave para reducir esas molestias y mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan esta dura enfermedad.
Una nueva revisión, publicada recientemente en el British Journal of Sports Medicine, analizó más de 80 estudios y encontró evidencia de que mantenerse activo durante (e incluso antes) del tratamiento puede traer múltiples beneficios físicos y emocionales a pacientes con cáncer.
Y no se trata solo de una caminata ocasional: ejercicios como el yoga, el tai chi, el entrenamiento de resistencia y los programas de alta intensidad (HIIT) fueron algunos de los analizados por los investigadores.
Cáncer y ejercicio: una conexión que gana fuerza
Más de 1.7 millones de casos de cáncer se reportaron en 2021 y las cifras siguen en aumento. Con ello crece también el interés por encontrar formas complementarias de aliviar los efectos del tratamiento.
Los investigadores de este estudio se propusieron analizar con más profundidad cómo y qué tipos de ejercicio influyen en los resultados de salud de los pacientes oncológicos.
Para eso, usaron un sistema de clasificación científica llamado GRADE, que les permitió analizar 485 asociaciones entre diferentes tipos de ejercicios y los efectos sobre distintos tipos de cáncer: desde los más comunes como el de mama, próstata o pulmón, hasta cánceres del sistema digestivo y de la sangre.
¿Qué tipo de ejercicio ayuda más?
Ejercicio aeróbico (como caminar, nadar o montar bicicleta): demostró beneficios claros para combatir la neuropatía periférica inducida por la quimioterapia, especialmente en casos de cáncer de ovario. También ayudó a prevenir daños cardiovasculares, un riesgo común de ciertos tratamientos.
- Entrenamiento de resistencia: combinados con ejercicios aeróbicos, ayudaron a reducir la fatiga relacionada con el cáncer.
- HIIT (entrenamiento a intervalos de alta intensidad): además de mejorar la resistencia física, se asoció con una reducción del dolor en pacientes en tratamiento.
- Yoga y tai chi: los ejercicios mente-cuerpo mostraron una mejoría significativa en la salud mental, reduciendo síntomas de ansiedad, depresión y mejorando la concentración y el bienestar emocional.
Un dato revelador: el ejercicio preoperatorio también puede reducir las complicaciones después de una intervención quirúrgica. Según los investigadores, quienes se ejercitan antes de una operación tienen una recuperación más estable y menos probabilidades de sufrir complicaciones postoperatorias.
Además de los beneficios visibles, el ejercicio también tiene efectos bioquímicos. Se ha demostrado que influye positivamente en biomarcadores clave como la insulina, los factores de crecimiento similares a la insulina y la proteína C reactiva, todos ellos asociados al metabolismo del cáncer y a procesos inflamatorios.
Reducir estos niveles podría significar un freno en la progresión del cáncer y una mejor tolerancia al tratamiento.
Y si bien estos términos pueden sonar técnicos, el mensaje es claro: moverse es medicina.
Un cambio de paradigma en oncología
Expertos como la Dra. Bhavana Pathak, directora médica de Oncología Integral en el Instituto Oncológico MemorialCare, señalan que el ejercicio debe formar parte del enfoque terapéutico. “Queremos animar a los profesionales de la oncología a que aconsejen a sus pacientes aumentar la actividad física para mejorar sus resultados clínicos”, explica.
En la misma línea, el Dr. Milan Sheth, oncólogo y especialista en cuidados paliativos, destaca que este estudio “refuerza lo que ya intuíamos por experiencia clínica: el ejercicio puede reducir significativamente los efectos secundarios del tratamiento del cáncer”.
Sheth también explicó cómo el ejercicio actúa sobre biomarcadores que influyen directamente en la recuperación. “Estos factores se optimizan con el ejercicio, lo que puede proteger al cuerpo frente a los efectos nocivos de la quimioterapia”, afirmó.
Más allá de los beneficios físicos, los expertos coinciden en que el ejercicio le devuelve al paciente algo fundamental: el poder de diseñar su día a día.
“La terapia que administramos puede mantenernos con vida, pero también debemos asegurar que esa vida valga la pena vivirla”, reflexiona la Dra. Pathak. “El movimiento ofrece herramientas para adaptar y rediseñar la vida, incluso en medio del tratamiento”.
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