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Baloncesto

Miller: “Todavía me dan ganas de dar un puñetazo a Michael Jordan”

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Michael Jordan y Reggie Miller, durante un partido de los noventa entre Chicago Bulls e Indiana Pacers.

El podcast All The Smoke es uno de los hitos mediáticos de referencia, siempre muy comentado, en el mundillo NBA, generalmente un lugar donde jugadores y exjugadores se sinceran en charlas que suelen acabar con momentos hilarantes, conducidas por dos lenguaraces de primera categoría como Stephen Jackson y Matt Barnes. Sin embargo, la visita de Reggie Miller, la gran leyenda de Indiana Pacers y uno de los mejores tiradores de la historia de la NBA (sigue, de hecho, sexto en triples anotados aunque jugó mucho antes de la revolución del tiro exterior: 1987-2005, siempre en Indiana), fue verdaderamente emotiva.

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​La leyenda de Indiana Pacers pasó por el podcast ‘All The Smoke’, con Stephen Jackson y Matt Barnes, y habló de Jordan, Kobe Bryant, la pelea en Detroit…  

El podcast All The Smoke es uno de los hitos mediáticos de referencia, siempre muy comentado, en el mundillo NBA, generalmente un lugar donde jugadores y exjugadores se sinceran en charlas que suelen acabar con momentos hilarantes, conducidas por dos lenguaraces de primera categoría como Stephen Jackson y Matt Barnes. Sin embargo, la visita de Reggie Miller, la gran leyenda de Indiana Pacers y uno de los mejores tiradores de la historia de la NBA (sigue, de hecho, sexto en triples anotados aunque jugó mucho antes de la revolución del tiro exterior: 1987-2005, siempre en Indiana), fue verdaderamente emotiva.

A Miller se le saltaron las lágrimas cuando Jackson, que fue su compañero porque pasó por los Pacers entre 2004 y 2007, se disculpó con Miller por la infame Malice at the Palace, la pelea más abominable de la historia de la NBA, una que marcó un antes y un después en la gestión de estos incidentes en la liga. Y que tuvo lugar, en el Palace of Auburn Hills de Detroit, el 19 de noviembre de 2004. El efecto (resaca, sanciones, impacto…) arruinó la temporada de unos Pacers que tenían altísimas expectativas. En plena transformación: fue la última temporada para Miller, que la comenzó con 39 años. Un veterano ilustre al lado de Jackson, Metta World Peace (todavía Ron Artest), Jamaal Tinsley, Jermaine O’Neal… Miller y Dale Davis eran los supervivientes del equipo que había perdido las Finales en 2000 contra los Lakers de Kobe Bryant y un imperial Shaquille O’Neal (promedió en la serie 38 puntos y 16,7 rebotes).

Los Pacers 2004-05, a pesar de todo, llegaron a playoffs y superaron la primera ronda, en la que derrotaron a los Celtics. En semifinales del Este no pudieron con, precisamente, los Pistons. Sur rival en la infame noche de la pelea. Una que empezó con un enganchón de Artest y Ben Wallace y que acabó, en una imagen horrenda para la NBA, con los jugadores de los Pacers enfrentados a aficionados de Detroit. Uno de ellos, Jackson. Artest fue suspendido para toda la temporada, Jackson durante 30 partidos y O’Neal inicialmente 25 que acabaron siendo 15.

Más de veinte años después, Jackson le dijo en persona a Miller que siempre había querido disculparse porque entre todos arruinaron la que fue última temporada de Miller, que acabó retirándose sin el anillo de campeón: “Nunca he tenido la oportunidad de decirte que lo siento. Todos teníamos claro aquel año cuál tenía que ser la motivación: no era por los demás, era por ti. Queríamos hacer todo bien para que pudieras ganar un título. Y te quiero todavía más ahora que entonces porque siempre que has hablado de aquello me has defendido. Sabías que solo estaba siendo un compañero de equipo leal”.

Ahí fue cuando Miller se emocionó muy visiblemente: “Ya te dije que no quería llegar a esto, tío. No necesitan decirme nada de eso, venga ya. Esos últimos años en Indiana fueron los mejores para mí. Ya no tenía mis súper poderes, pero me sentía… los jóvenes me hacíais sentirme… como Superman. Jugué en equipos de los Pacers que parecían destinados… que podrían haberlo logrado, deberían haberlo logrado… pero siempre se quedaban cortos. ¿Aquel equipo? Era tremendo, teníamos de todo. Eráis tíos muy jóvenes. Jamaal, Jermaine, Al (Harrington), Ron, tú…. Teníamos auténticos perros ahí, un señor equipo. Teníamos al mejor defensor interior, Jermaine, y al mejor exterior, Ron, de la NBA. Podíamos haber sido campeones. Pero no tienes que disculparte. Así es el baloncesto, así es la vida. Esas mierdas pasan”.

Pero Jackson insistió: “Me molestaba no haberme disculpado nunca. Después de un tiempo, hablé con el entrenador Rick Carlisle y me dijo que te consultaron mi fichaje, para acabar ocupando tu lugar porque te ibas a retirar, y lo apoyaste sin apenas conocerme”.

Miller, por su parte, dejó claro cuál sigue siendo la gran espina clavada tras una carrera extraordinaria: “Siempre me perseguirá el no haber podido ser campeón. Yo creo que no sería tanto así si no hubiera estado tan cerca… tuve mis oportunidades. Y eso es lo que duele, lo que me quema. Porque quería ganar por los compañeros de vestuario que eran capaces de atravesar un muro de ladrillo para ayudarme cuando era el jugador franquicia. Por los Davis (Dale y Antonio), mi gente, y por los aficionados”.

De Michael Jordan… a Kobe Bryant

Miller perdió una Finales contra Kobe y Shaquille y jugó eliminatorias para el recuerdo contra los durísimos Knicks de Pat Riley y los Bulls de Michael Jordan. Un jugador de sangre caliente, y de trash talk todavía recordado, valoró así, en tono distendido y obviamente no del todo serio, su rivalidad con Michael Jordan: “Todavía me dan ganas de darle un puñetazo cuando le veo. Podría dárselo… no sé, en realidad, no sé. Hay ciertas cosas que quedan dichas entre líneas que te calientan… y de las que te sigues acordando”. Cuando Matt Barnes le tiró de la lengua para que explicara a qué se refiere, Miller solo fue un poco más allá. “Es divertido porque durante la ceremonia del equipo de los mejores 75 jugadores de la historia, cuando la NBA cumplió 75 años, Jordan no formó parte de las primeras fotos ni participó en nada, ¿os acordáis? Pero apareció justo antes de que todos saliéramos a la pista… y yo me decía a mí mi miso que igual era lo mejor ir a por él”.

Finalmente, Miller también habló de su rivalidad con Kobe y las Finales de 2000, resueltas en seis partidos muy duros. El que fuera mítico escolta de los Pacers recuerda que fue una especie de mentor del todavía 8 (después 24) de los Lakers cuando este, sin cumplir 18 años, llegó a la NBA: “Era un verdadero estudioso”. Después, en aquella pelea por el título, Kobe (ya con 21 años) fue decisivo en el cuarto partido, clave, cuando Shaquille cometió la sexta falta y los Pacers pensaban que tenían una gran opción de ganar: “Joder, se convirtió en la reencarnación de Michael Jordan. Llevaba tres años preparándose para ese momento”, aseguró un Miller que veía, impotente, como Kobe ejecutaba movimientos que había perfeccionado con él.

La siguiente temporada, 2001-02, Kobe y Miller se enredaron en una pelea en un partido de regular season, el 1 de marzo, porque a este le sentó mal que Kobe quisiera anotar más y no dejara correr el reloj, una norma no escrita en la liga, en los últimos segundos y con la victoria asegurada para los angelinos: “Le dije que eso es lo que quería él siempre porque solo jugaba para engordar sus estadísticas”. La cosa acabó con los dos enganchados sobre la mesa de anotadores. Miller, en todo caso, aclaró con una sonrisa que Kobe le llamó al día siguiente para aclarar las cosas: “¿En qué estábamos pensando?”.

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Michael Jordan y Reggie Miller, durante un partido de los noventa entre Chicago Bulls e Indiana Pacers.

El podcast All The Smoke es uno de los hitos mediáticos de referencia, siempre muy comentado, en el mundillo NBA, generalmente un lugar donde jugadores y exjugadores se sinceran en charlas que suelen acabar con momentos hilarantes, conducidas por dos lenguaraces de primera categoría como Stephen Jackson y Matt Barnes. Sin embargo, la visita de Reggie Miller, la gran leyenda de Indiana Pacers y uno de los mejores tiradores de la historia de la NBA (sigue, de hecho, sexto en triples anotados aunque jugó mucho antes de la revolución del tiro exterior: 1987-2005, siempre en Indiana), fue verdaderamente emotiva.

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El podcast All The Smoke es uno de los hitos mediáticos de referencia, siempre muy comentado, en el mundillo NBA, generalmente un lugar donde jugadores y exjugadores se sinceran en charlas que suelen acabar con momentos hilarantes, conducidas por dos lenguaraces de primera categoría como Stephen Jackson y Matt Barnes. Sin embargo, la visita de Reggie Miller, la gran leyenda de Indiana Pacers y uno de los mejores tiradores de la historia de la NBA (sigue, de hecho, sexto en triples anotados aunque jugó mucho antes de la revolución del tiro exterior: 1987-2005, siempre en Indiana), fue verdaderamente emotiva.

A Miller se le saltaron las lágrimas cuando Jackson, que fue su compañero porque pasó por los Pacers entre 2004 y 2007, se disculpó con Miller por la infame Malice at the Palace, la pelea más abominable de la historia de la NBA, una que marcó un antes y un después en la gestión de estos incidentes en la liga. Y que tuvo lugar, en el Palace of Auburn Hills de Detroit, el 19 de noviembre de 2004. El efecto (resaca, sanciones, impacto…) arruinó la temporada de unos Pacers que tenían altísimas expectativas. En plena transformación: fue la última temporada para Miller, que la comenzó con 39 años. Un veterano ilustre al lado de Jackson, Metta World Peace (todavía Ron Artest), Jamaal Tinsley, Jermaine O’Neal… Miller y Dale Davis eran los supervivientes del equipo que había perdido las Finales en 2000 contra los Lakers de Kobe Bryant y un imperial Shaquille O’Neal (promedió en la serie 38 puntos y 16,7 rebotes).

Los Pacers 2004-05, a pesar de todo, llegaron a playoffs y superaron la primera ronda, en la que derrotaron a los Celtics. En semifinales del Este no pudieron con, precisamente, los Pistons. Sur rival en la infame noche de la pelea. Una que empezó con un enganchón de Artest y Ben Wallace y que acabó, en una imagen horrenda para la NBA, con los jugadores de los Pacers enfrentados a aficionados de Detroit. Uno de ellos, Jackson. Artest fue suspendido para toda la temporada, Jackson durante 30 partidos y O’Neal inicialmente 25 que acabaron siendo 15.

Más de veinte años después, Jackson le dijo en persona a Miller que siempre había querido disculparse porque entre todos arruinaron la que fue última temporada de Miller, que acabó retirándose sin el anillo de campeón: “Nunca he tenido la oportunidad de decirte que lo siento. Todos teníamos claro aquel año cuál tenía que ser la motivación: no era por los demás, era por ti. Queríamos hacer todo bien para que pudieras ganar un título. Y te quiero todavía más ahora que entonces porque siempre que has hablado de aquello me has defendido. Sabías que solo estaba siendo un compañero de equipo leal”.

Ahí fue cuando Miller se emocionó muy visiblemente: “Ya te dije que no quería llegar a esto, tío. No necesitan decirme nada de eso, venga ya. Esos últimos años en Indiana fueron los mejores para mí. Ya no tenía mis súper poderes, pero me sentía… los jóvenes me hacíais sentirme… como Superman. Jugué en equipos de los Pacers que parecían destinados… que podrían haberlo logrado, deberían haberlo logrado… pero siempre se quedaban cortos. ¿Aquel equipo? Era tremendo, teníamos de todo. Eráis tíos muy jóvenes. Jamaal, Jermaine, Al (Harrington), Ron, tú…. Teníamos auténticos perros ahí, un señor equipo. Teníamos al mejor defensor interior, Jermaine, y al mejor exterior, Ron, de la NBA. Podíamos haber sido campeones. Pero no tienes que disculparte. Así es el baloncesto, así es la vida. Esas mierdas pasan”.

Pero Jackson insistió: “Me molestaba no haberme disculpado nunca. Después de un tiempo, hablé con el entrenador Rick Carlisle y me dijo que te consultaron mi fichaje, para acabar ocupando tu lugar porque te ibas a retirar, y lo apoyaste sin apenas conocerme”.

Miller, por su parte, dejó claro cuál sigue siendo la gran espina clavada tras una carrera extraordinaria: “Siempre me perseguirá el no haber podido ser campeón. Yo creo que no sería tanto así si no hubiera estado tan cerca… tuve mis oportunidades. Y eso es lo que duele, lo que me quema. Porque quería ganar por los compañeros de vestuario que eran capaces de atravesar un muro de ladrillo para ayudarme cuando era el jugador franquicia. Por los Davis (Dale y Antonio), mi gente, y por los aficionados”.

De Michael Jordan… a Kobe Bryant

Miller perdió una Finales contra Kobe y Shaquille y jugó eliminatorias para el recuerdo contra los durísimos Knicks de Pat Riley y los Bulls de Michael Jordan. Un jugador de sangre caliente, y de trash talk todavía recordado, valoró así, en tono distendido y obviamente no del todo serio, su rivalidad con Michael Jordan: “Todavía me dan ganas de darle un puñetazo cuando le veo. Podría dárselo… no sé, en realidad, no sé. Hay ciertas cosas que quedan dichas entre líneas que te calientan… y de las que te sigues acordando”. Cuando Matt Barnes le tiró de la lengua para que explicara a qué se refiere, Miller solo fue un poco más allá. “Es divertido porque durante la ceremonia del equipo de los mejores 75 jugadores de la historia, cuando la NBA cumplió 75 años, Jordan no formó parte de las primeras fotos ni participó en nada, ¿os acordáis? Pero apareció justo antes de que todos saliéramos a la pista… y yo me decía a mí mi miso que igual era lo mejor ir a por él”.

Finalmente, Miller también habló de su rivalidad con Kobe y las Finales de 2000, resueltas en seis partidos muy duros. El que fuera mítico escolta de los Pacers recuerda que fue una especie de mentor del todavía 8 (después 24) de los Lakers cuando este, sin cumplir 18 años, llegó a la NBA: “Era un verdadero estudioso”. Después, en aquella pelea por el título, Kobe (ya con 21 años) fue decisivo en el cuarto partido, clave, cuando Shaquille cometió la sexta falta y los Pacers pensaban que tenían una gran opción de ganar: “Joder, se convirtió en la reencarnación de Michael Jordan. Llevaba tres años preparándose para ese momento”, aseguró un Miller que veía, impotente, como Kobe ejecutaba movimientos que había perfeccionado con él.

La siguiente temporada, 2001-02, Kobe y Miller se enredaron en una pelea en un partido de regular season, el 1 de marzo, porque a este le sentó mal que Kobe quisiera anotar más y no dejara correr el reloj, una norma no escrita en la liga, en los últimos segundos y con la victoria asegurada para los angelinos: “Le dije que eso es lo que quería él siempre porque solo jugaba para engordar sus estadísticas”. La cosa acabó con los dos enganchados sobre la mesa de anotadores. Miller, en todo caso, aclaró con una sonrisa que Kobe le llamó al día siguiente para aclarar las cosas: “¿En qué estábamos pensando?”.

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