Mundo Motor
Seat cumple 75 años: de la España sobre ruedas a la 100% eléctrica

La compañía española, que supone casi el 1% del PIB nacional, ha lanzado en este tiempo 77 modelos y fabricado más de 21 millones de coches. Su último logro: inventarse una marca como Cupra. Leer
Seamos justos. El título de este reportaje lo repetía una y otra vez Wayne Giffiths, el ex presidente de Seat SA desde 2020 y que tuvo que salir por la puerta de atrás hace apenas unas semanas. La frase la usó la semana pasada Markus Haupt, el vicepresidente que le ha sustituido de forma interina (aunque podría reemplazarle de forma definitiva) y resume a la perfección el camino seguido por el constructor español fundado hace 75 años, el 9 de mayo de 1950.
Hasta
Entonces, con una España regida por la autarquía económica -forzada también por el aislamiento exterior- el Estado se propuso motorizar el país. Y el INI (Instituto Nacional de Industria) puso el 51% de los 600 millones de pesetas de capital social con los que nació la Sociedad Española de Automóviles de Turismo.
Su primer modelo fue el 1400, una berlina cuya producción arrancó en 1953 en la planta de Zona Franca. Pero era demasiado grande y cara para el ciudadano normal, que sí encontró su coche ideal con el Seat 600 de 1957. Costaba 65.000 pesetas (unos 23.000 euros hoy considerando la inflación), pero en pocos meses se recibieron 100.000 pedidos. Cuando se dejó de fabricar, en 1973, se habían montado casi 800.000 unidades y fue clave para que el emblema de la marca, que llegó a copar el 75% de las ventas en España, luciese en uno de cada dos turismos en circulación en España.
También aportaron lo suyo otros modelos legendarios como el 1500, el 850, el 133, el 124, el 131 o el Panda. Todos ellos, paridos bajo licencia de Fiat, que puso a la compañía ante su primera gran prueba de fuego cuando la abandonó en 1979. Con más de 23.000 millones de pesetas de pérdidas acumuladas y con Renault, Citroën, Ford y Opel ya instalados en el país respondió con un órdago, diseñando y fabricando por su cuenta el primer Ibiza de 1984, el automóvil que la hizo mayor. Y que ayudó a que el Grupo Volkswagen terminase por comprarla, asumiendo ya su control en 1986 y la propiedad total en 1992.
El acceso al dinero y la tecnología del consorcio alemán elevó exponencialmente su nivel. Y trajo de regalo en 1993 la factoría de Martorell, la más moderna y grande que existe en España. Alcanzó su récord en 2000, cuando produjo 516.646 coches.
Lo que vino luego no ha sido siempre un camino de rosas. Por ejemplo, estuvo casi 10 años (entre 2007 y 2016) sin dar beneficios operativos. Ya no es tan habitual verla, o a uno de sus modelos, liderando el mercado en España. Y de tiempo en tiempo, reaparecen mensajes o gestos de desapego desde los cuarteles generales del Grupo VW, que ha sabido usarla financiera e industrialmente a su voluntad, pero que no ha apostado por ella como lo ha hecho por Skoda.
En cualquier caso, ahí están los números de las más de siete décadas de vida de una compañía que hoy supone cerca del 1% del PIB nacional: más de 21,5 millones de vehículos producidos, 77 modelos lanzados al mercado y vendidos en 70 países y 78.000 trabajadores contratados en este tiempo (34.000 de ellos, ingenieros). En cuanto a los datos actuales, la plantilla asciende a 14.000 personas (los empleos indirectos superan los 100.000) y el pasado año, aparte de vender casi 560.000 vehículos entre sus dos marcas (Seat y Cupra), alcanzó una facturación récord de 14.530 millones de euros y un beneficio operativo de 633 millones, también el más alto de su historia.
A estos resultados se ha llegado gracias, por ejemplo, a una estructura que ha reducido en un 30% los costes fijos. Aunque hay un nombre propio todavía más importante:Cupra, la niña bonita de la empresa y por la que, nadie lo discute, pasa su futuro.
De ser una denominación para las versiones más deportivas de algunos Seat, mutó en enseña independiente en 2018. Desde entonces, se ha convertido en un tsunami en España y en Europa, con un crecimiento feroz y matriculaciones acumuladas que pasarán del millón de unidades al final de este año. Además, su progresiva expansión mundial debería llevarla a EEUU a principios de 2030.
Sus modelos -siete hoy, con el Formentor como gran estrella– están un escalón por encima en diseño, contenidos o deportividad. Es decir, son más caros y aportan un mayor margen que ha permitido que el beneficio por coche se haya disparado un 35% desde 2019.
Precisamente por ese perfil, el primer eléctrico de la compañía -el Born- fue de esta marca y no de Seat; y suyo será también el Raval, uno de los cuatro eléctricos pequeños que el Grupo VW producirá en España desde 2026. Eso sí, con Seat SA pilotando un proyecto que supondrá la inversión de 10.000 millones, 3.000 de ellos para la fábrica de baterías de Sagunto.