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Rusia y Ucrania: ¿se convertirá el papa en mediador?
Existen serios indicios de que podría haber un diálogo entre el agresor y el agredido tras los muros del Vaticano. Pero sigue habiendo cautela.
¿Se convertirá el Vaticano en la sede de las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania? ¿Podría implicarse el propio papa León XIV? Al menos hay indicios de ello. El papa León XIV, que fue elegido sucesor del papa Francisco el 8 de mayo de 2025 y ha estado en el cargo desde entonces, había enviado él mismo señales que indicaban la voluntad del Vaticano de mediar. Esta impresión fue reforzada por la jefa del Gobierno italiano, Giorgia Meloni.
A última hora de la noche del martes 20 de mayo, pasadas las 23 horas, Meloni anunció en la red social X que había «hablado por teléfono con el Santo Padre sobre los próximos pasos que hay que dar para construir una paz justa y duradera en Ucrania».
El presidente estadounidense, Donald Trump, y algunos jefes de Estado y de Gobierno europeos le habían pedido que «verificara la voluntad de la Santa Sede» de organizar esas negociaciones. Y el papa León ha reafirmado su disposición a facilitar las conversaciones entre las partes en conflicto en el Vaticano.
«…Una paz sin armas…»
El propio León XIV hacía tiempo que había puesto en marcha esta perspectiva. Cuando casi nadie lo conocía y salió al balcón de la Basílica de San Pedro como nuevo papa, en la tarde del 8 de mayo, comenzó su discurso con la palabra «paz», haciéndose eco de las primeras palabras de Jesús resucitado mencionadas en la Biblia.
Ningún otro término apareció con más frecuencia en este primer discurso del 267º papa que «paz». El sumo pontífice pintó un cuadro de una «paz desarmada y desarmante». Desde entonces, los periodistas no han dejado de discutir si se refería a una paz espiritual remota, o a una paz política global concreta.
León XIV envió más señales en torno a la misa de su toma de posesión. Su primera audiencia formal fue con Volodimir Zelenski y su esposa. El presidente ucraniano ya había sido uno de los primeros en darle la bienvenida por teléfono la noche después de la elección papal. Tras la toma de posesión, León XIV, el primer papa nacido en Estados Unidos, recibió también al vicepresidente estadounidense, J. D. Vance, y al secretario de Estado, Marco Rubio.
El video oficial del Vaticano sobre el encuentro entre León y Vance muestra al político entregando al anfitrión un gran sobre: un saludo de Donald Trump. Esta conversación con los políticos estadounidenses también se centró en la cuestión de Ucrania.
Tras los erráticos y desafortunados intentos de Trump de persuadir a Vladimir Putin para que cediera, los políticos dirigen ahora su atención a Roma. Pero ¿sería esto posible, desde el punto de vista diplomático, logístico y de seguridad?
El aparato vaticano, la curia, organizó y gestionó recientemente dos eventos de relevancia mundial, con invitados de Estado de tres dígitos en el plazo de tres semanas. La imagen de Trump y Zelenski sentados en dos sencillas sillas en una capilla lateral de la Basílica de San Pedro, al margen de la ceremonia fúnebre de Francisco, se convirtió rápidamente en icónica.
En cualquier caso, el Estado italiano siempre se ocupa de todo lo que concierne a cuestiones de seguridad, y sobrecargaría a los cerca de 120 hombres de la Guardia Suiza papal. Según la Primera Ministra Meloni, su país está «dispuesto a poner de su parte para promover los contactos y trabajar por la paz».
¿En unas semanas?
Si ambas partes están dispuestas, dicen los conocedores, podría iniciarse un intento de mediación en el Vaticano dentro de tres o cuatro semanas. Pero también está claro que el papa no estará constantemente presente en las conversaciones concretas. Se trata de un diálogo a nivel de trabajo.
Cada palabra que el papa León XIV dice ahora en público es objeto de un minucioso escrutinio en todo el mundo, especialmente en lo que respecta al conflicto en Europa del Este. Es posible que su «ministro de Asuntos Exteriores», el arzobispo Paul Gallagher (71), que lleva 40 años al servicio del Vaticano, y unos diez como responsable de las relaciones con los Estados, viaje pronto o mantenga conversaciones que casi nunca se hacen públicas.
El pasado fin de semana, en Roma, el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, fue uno de los interlocutores de Gallagher. Según los medios de comunicación estadounidenses, el político habló después con gratitud de la voluntad del Vaticano de desempeñar un «papel constructivo y positivo».
(md/cp)
Existen serios indicios de que podría haber un diálogo entre el agresor y el agredido tras los muros del Vaticano. Pero sigue habiendo cautela.