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A cinco años de la muerte de George Floyd: ¿ha cambiado algo?
El asesinato del afroamericano a manos de un agente policial conmocionó al mundo y gatilló el movimiento de protesta global Black Lives Matter, que hoy se encuentra presionado por parte del gobierno de Donald Trump.
Allí donde brillaban las letras amarillas de «Black Lives Matter» en el asfalto, ahora vuelven a circular a toda velocidad todoterrenos. La icónica imagen fue retirada en marzo debido a la oposición de los republicanos en el Congreso de Estados Unidos. Keyonna Jones está en la otrora famosa 16th Street en Washington, D.C. «Me siento agradecida, abrumada y decepcionada, y al mismo tiempo fortalecida», dice a DW.
Hace unos cinco años, ella y otros artistas pintaron las enormes letras en el asfalto durante una acción nocturna. Recién en la mañana, cuando desconocidos se detuvieron a mirar y ofrecieron ayudar, se dio cuenta de que esa simple pintada se había convertido en algo más grande. «En 24 horas, las letras habían dado la vuelta al mundo. Eso me llenó y me dio fuerzas», dice. «Así se producen los cambios», apunta.
El asesinato de George Floyd
El cambio al que aspira Jones es justicia. Hace exactamente cinco años el afroamericano George Floyd fue asfixiado hasta la muerte por la rodilla de un agente en un brutal control policial. El forcejeo de Floyd con la muerte duró nueve minutos y medio, todos ellos documentados por la cámara de un teléfono. Floyd repitió en ese lapso una y otra vez «no puedo respirar».
El video grabado en Mineápolis recorrió el planeta. Al día siguiente a ese 25 de mayo, cientos de miles de personas salieron a las calles para protestar contra la violencia policial racista. «Black Lives Matter» se convirtió probablemente en el mayor movimiento de protesta de la historia de Estados Unidos. Pero el impacto fue mundial.
A partir de junio de 2020 hubo protestas en distintos puntos del orbe. Activistas de Brasil y Colombia se sirvieron del movimiento para visibilizar la violencia policial racista también en sus países. En Europa, Alemania, Dinamarca e Italia fueron epicentros del malestar ciudadano, movilizando a decenas de miles de personas.
«La muerte de George Floyd puede considerarse un punto de inflexión», dice a DW la abogada Laila Abdul-Rahman, quien estudia la violencia policial en la Universidad Goethe de Frankfurt. También en Alemania el movimiento Black Live Matters ha jugado un papel importante en el debate público. «El discurso ahora se desarrolla de una manera distinta, incluso en el ámbito académico», sostiene.
Cinco años después: promesas por cumplir
Cinco años después, la esperanza inicial se mezcla con decepción. «Aún estamos lejos de lograr el cambio que se prometió en aquel entonces», dice a DW Robert Samuels, coautor del libro ‘His Name Is George Floyd’ (‘su nombre es George Floyd’). «Estados Unidos no ha asumido un compromiso sostenido y activo para garantizar la igualdad», apunta.
Esta desilusión también se refleja en los sondeos. Mientras que en 2020 el 52 por ciento de los estadounidenses pensaba que el nuevo enfoque mejoraría la vida de la población afrodescendiente, cinco años después, según el Pew Research Center, el panorama es muy distinto. Apenas el 27 por ciento cree que realmente ha habido cambios positivos. EL 72 por ciento no ve mejoras.
Trump y los reveses para el movimiento
Esto también podría tener que ver con las políticas de Donald Trump. Poco después de asumir el cargo, el mandatario ordenó el cierre de todos los programas que promueven la diversidad en las agencias federales. Empresas y universidades también se vieron presionadas, y se derogaron directrices para el avance de grupos desfavorecidos en los centros de estudio. Trump incluso quiere reducir la presencia de temas como el racismo y la justicia social en los currículos escolares.
El Gobierno de Estados Unidos también quiere detener, al menos parcialmente, las investigaciones sobre casos de violencia policial. El Departamento de Justicia anunció el 21 de mayo que tiene la intención de exonerar de cargos a agentes policiales de Louisville y Mineápolis, además de investigar casos en otras cinco ciudades. Según el Departamento de Justicia, los agentes habrían sido acusados falsamente de «discriminación intencional» contra personas negras.
Sin embargo, el proyecto sin fines de lucro «Mapping Police Violence» entregó cifras alarmantes para 2024, cuando al menos 1.260 personas murieron a manos de la policía en Estados Unidos. Es la cifra más alta en diez años, y en ella se incluye un número desproporcionado de afrodescendientes.
Es difícil cuantificar cuántas personas han muerto en todo el mundo víctimas de violencia policial racista. Organizaciones de derechos humanos sostienen que muchas veces estos incidentes no se denuncian. En Brasil, por ejemplo, en distintas ocasiones agentes policiales «mataron a personas que no representaban una amenaza -en su mayoría jóvenes negros-, con la seguridad de que estos asesinatos rara vez serían investigados», escribió en un reporte de 2024 la ONG Amnistía Internacional.
Pero para Samuels también ha habido cambios positivos. La forma en que se aborda el racismo ha cambiado radicalmente. Al menos 16 estados han prohibido el método policial de inmovilizar sospechosos con las rodillas sobre el cuello, la práctica que le costó la vida a Floyd.
(dzc/lgc)
El asesinato del afroamericano a manos de un agente policial conmocionó al mundo y gatilló el movimiento de protesta global Black Lives Matter, que hoy se encuentra presionado por parte del gobierno de Donald Trump.