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Ecuador acorralado por la violencia: las opciones de Noboa

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​Todo apunta a que el presidente Daniel Noboa seguirá profundizando en su estrategia de mano dura para combatir el crimen que asola Ecuador.  

Daniel Noboa hizo gala de su mano dura en su breve primer mandato, durante el cual declaró varios estados de excepción y la existencia de un conflicto armado interno en el país. La estrategia culminó con la militarización de la seguridad nacional, pero, lejos de ceder, la violencia sigue arreciando en el país andino.

La crisis de seguridad es tan grave, que trascendió las barreras ideológicas en la campaña electoral en que se enfrentaron los dos frentes ideológicos que polarizan Ecuador. Ante la urgencia de restaurar el orden público, los dos principales candidatos, Daniel Noboa y Luisa González, apelaron a la mano dura sin grandes diferencias en sus propuestas. Tras la toma de posesión para su segundo mandato, Daniel Noboa tiene ante sí una legislatura hasta 2029 con la Asamblea Nacional de su parte.

Un objetivo común, pero apoyos inciertos

¿Facilitará esta constelación su combate contra la violencia? «El apoyo en la Asamblea Nacional no lo veo asegurado, dado que son ‘mayorías negociadas’. Cada proyecto se negociará, y esto puede ser muy complejo desde la gestión presidencial”, dice a DW Johannes Hügel, director de la oficina en Ecuador de la Fundación Konrad Adenauer, cercana al partido democristiano alemán CDU.

Tampoco el correísmo apoyará las propuestas de Noboa, aunque el objetivo de acabar con la inseguridad en el país es común a todas las fuerzas políticas: «La idea de González para combatir el crimen tendía más hacia una opción similar a la del expresidente mexicano López Obrador, quien defendía la política de ‘abrazos, no balazos’”, explica Hügel,  mencionando además la división que reina en el correísmo tras el fracaso electoral de su candidata.

Polémico proyecto de ley

Recientemente, Noboa respaldó a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional presentando un polémico proyecto de ley que, de aprobarse, daría al presidente la prerrogativa de conceder indultos anticipados a policías y militares que sean investigados por presuntos excesos y violaciones a derechos humanos en el contexto del «conflicto armado interno».

«Es particularmente preocupante en el contexto ecuatoriano, dado el presunto involucramiento de las Fuerzas Armadas en la desaparición forzada, seguida de muerte, de tres jóvenes de Guayaquil, y por los innumerables ejemplos negativos de América Latina; no solo en los regímenes autoritarios de los sesenta y setenta, como en Argentina, Chile y Uruguay, sino también en casos más recientes, como ejecuciones sumarias en Brasil, Colombia, El Salvador y México. Este último caso es un ejemplo concreto de cómo la militarización de la seguridad ha sido contraproducente en la lucha contra el narcotráfico, ya que ha acrecentado la violencia”, valora Hernán Flom, profesor de Ciencia Política en el Trinity College y consultor en seguridad ciudadana.

«Evidentemente es también una marca de la desesperación de gran parte de la población, que está dispuesta a aceptar estas medidas, al menos temporalmente, si logran reducir los niveles de violencia criminal”, apunta Flom.

En Ecuador, el indulto es una figura jurídica que tiene carácter humanitario y solo procede otorgarlo cuando ya se ha dictado una sentencia, por lo que la medida sería inconstitucional. Por ese motivo, Johannes Hügel considera «muy improbable” que pueda prosperar.

«No se puede dar un indulto a alguien por algo que aún no pasó. Sería como un cheque en blanco muy peligroso”, zanja Hügel, para quien la idea de Noboa es una forma de apoyar a policías y militares en su lucha contra el crimen, ya que muchos miembros de estas fuerzas sienten inseguridad legal en sus actuaciones.

¿»Bukelización” de la lucha contra la violencia?

El éxito de la mano dura de Bukele ha traspasado fronteras y su ejemplo parece haber impulsado los discursos punitivos en la región. A pesar de las críticas de grupos de derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, las duras medidas del primer mandato de Noboa han llegado a ser comparadas con las del mandatario salvadoreño. «Es cierto que el Gobierno ecuatoriano ha mantenido un diálogo con autoridades de Bukele para entender las estrategias aplicadas en la lucha contra las maras”, señala Johannes Hügel. 

Pero ¿realmente serviría en Ecuador la ‘bukelización’ de las políticas de seguridad? «Ecuador se enfrenta a problemas de inseguridad relacionados con el crimen organizado transnacional, y el narcotráfico en particular, a una escala superior a El Salvador, lo cual implica que las medidas de detención masiva probablemente no sean suficientes para desarticular estas organizaciones”, apunta Hernán Flom, del Trinity College.

«Creo que, siendo el crimen organizado un tema transnacional e internacional, se va a buscar aún más la cooperación estratégica internacional para combatir a las organizaciones criminales desde varios frentes. En ese contexto, Europa y Alemania deberían apoyar, con más conciencia y apoyo financiero, iniciativas como la ‘European Ports Initiative’, o la lucha contra el lavado de dinero”, señala, por su parte, Johannes Hügel.

(ers)

   Todo apunta a que el presidente Daniel Noboa seguirá profundizando en su estrategia de mano dura para combatir el crimen que asola Ecuador. 

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