Ciencia & Tecnología
La IA conquista el baño: crean dispositivo que fotografía desechos y predice enfermedades
Lo que comenzó como una broma durante una partida de póker entre amigos se ha convertido en una revolución tecnológica de 4 millones de dólares.
Lo que comenzó como una broma durante una partida de póker entre amigos se ha convertido en una revolución tecnológica de 4 millones de dólares.
La inteligencia artificial (IA) parece estar en todas partes. Ha conquistado teléfonos, automóviles, gafas y muchos otros dispositivos, pero ahora parece estar dando un paso más íntimo en nuestras vidas. Y es que un grupo de emprendedores ha llevado a la realidad lo que empezó como una simple broma: una cámara inteligente que analiza nuestros desechos corporales.
Por absurdo que pueda sonar, esta idea se ha convertido en una empresa tecnológica que acaba de recaudar 4 millones de dólares para desarrollar un dispositivo que nadie pensó que necesitaríamos.
Se trata de Throne, la audaz startup texana que ha logrado convencer a inversores prestigiosos –incluido Lance Armstrong– de que apostar por la «inteligencia intestinal artificial» es una idea genial. Su propuesta consiste en un dispositivo que se monta en el lateral de la taza del inodoro para fotografiar su contenido y proporcionar información sobre salud intestinal, hidratación y posibles problemas médicos.
Según explica la propia compañía en un comunicado, este análisis puede determinar desde patrones digestivos clasificados como «duro, sano, suelto o líquido», hasta estimar tu hidratación a través del color de la orina e incluso medir el «ritmo del chorro» para ofrecer una «puntuación personalizada del flujo urinario». Todo esto funciona con una cámara orientada únicamente al contenido del inodoro y un algoritmo entrenado por médicos.
«Es hora de dejar de tirar por el retrete datos valiosos», proclama el sitio web de la compañía con un toque de humor que intenta suavizar lo que para muchos puede resultar una propuesta incómoda.
La tecnología, disponible en fase beta, está dirigida principalmente a personas con problemas digestivos crónicos, como enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa y síndrome del intestino irritable. Pero la propuesta no queda ahí: Throne asegura que podría beneficiar a cualquier persona preocupada por su salud.
De broma en póker a startup millonaria: la historia detrás de Throne
Curiosamente, Throne no nació de una gran ambición médica, sino de una broma en una partida de póker entre amigos. Según reporta TechCrunch, en 2021, Scott Hickle y Tim Blumberg estaban jugando cuando surgió el tema de ideas embarazosas de startups. «Tim dijo: ‘Inodoros inteligentes’. Y yo dije: ‘Qué gracioso’. Está claro que esa empresa se llamaría Trono», recuerda Hickle.
Dos años después, cuando su anterior empresa de software para contratar enfermeras fracasó tras recaudar 1,2 millones de dólares, los fundadores se encontraron en una encrucijada. Tenían que devolver el dinero a los inversores o encontrar una nueva idea. Fue entonces cuando uno de sus inversores les preguntó si habían pensado en retretes inteligentes. «Pensamos: ¡Sabes, le hemos puesto nombre a esa empresa!», cuenta Hickle.
Aunque pueda sonar descabellado, la propuesta tiene fundamento médico sólido. Hickle consultó con su madre, una doctora especializada en gerontología, quien le confirmó que los desechos corporales pueden proporcionar información valiosa sobre la salud.
Y fue justamente ese valor lo que convenció a inversores como Armstrong, sobreviviente de cáncer testicular. De hecho, según contó TechCrunch, los fundadores instalaron un prototipo en el baño del ciclista y esperaron su opinión justo fuera de la puerta. Al salir, Armstrong firmó un cheque.
Privacidad y tecnología
Throne sabe que pedir a la gente que instale una cámara en su cuarto de baño no es asunto menor. Por eso insisten en que la privacidad está garantizada: solo se capturan imágenes del contenido de la taza, cualquier otro tipo de foto se descarta automáticamente mediante software, y los datos se almacenan de forma anónima y cifrada. Los usuarios pueden pedir acceso o eliminación completa de su información en cualquier momento.
Y si compartes baño, tampoco hay problema: cada persona puede tener su perfil individual en la app, y el dispositivo se conecta por Bluetooth para identificar quién hizo qué. Si un invitado sin perfil deja un «regalo» inesperado, el sistema lo ignora.
Actualmente, el dispositivo está disponible para reserva anticipada a un precio de 399 dólares, aunque su precio regular sería, según medios, de 499 dólares una vez finalice el periodo beta. De acuerdo con Futurism, también existe una cuota mensual recurrente de 5,99 dólares. La fecha de lanzamiento está prevista para enero de 2026.
La empresa ha fichado a John Capodilupo, cofundador del reloj WHOOP, como director de producto, y colabora con universidades de Washington y Chicago para validar científicamente la tecnología.
¿Monitoreo de salud necesario o invasión excesiva de la privacidad?
Mientras algunos ven en Throne una innovación necesaria que podría ayudar en la detección temprana de enfermedades graves, otros lo consideran un ejemplo más de cómo la tecnología está invadiendo hasta los espacios más privados de nuestras vidas.
Como señala Futurism, el dispositivo también podría contribuir a alimentar «una obsesión malsana por vigilar cada cosa posible que hace nuestro cuerpo», contribuyendo a lo que muchos consideran una obsesiva cultura del bienestar y del auge de gadgets que convierten cada función corporal en un gráfico.
Así que surge la duda: ¿realmente necesitamos cuantificar todo? Tal vez no. Pero si de verdad puede prevenir una enfermedad grave, quizá, para algunos, no sea tan mala idea escuchar lo que dice el inodoro. Por ejemplo, para personas con condiciones médicas crónicas o aquellos con historial familiar de enfermedades digestivas, la propuesta de Throne podría representar una herramienta valiosa de monitoreo preventivo.
Como dice Hickle, saber que la tecnología «podría ser capaz de desviar el ataque de una enfermedad crónica o predecir un cáncer mortal fue realmente motivador».
En un mundo donde los inodoros japoneses ya pueden hacer casi todo excepto analizar lo que depositas en ellos, quizás no sea tan descabellado pensar que el futuro del cuidado de la salud pase, literalmente, por el retrete.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de TechCrunch, Throne, Futurism y Gizmodo.
Deutsche Welle: DW.COM – Ciencia y Tecnologia