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El Gran Apagón Ya Es Realidad: Europa Enfrenta las Consecuencias de su Política Energética

🔌 El Gran Apagón Ya Es Realidad: Europa Enfrenta las Consecuencias de su Política Energética
El 28 de abril de 2025, Europa dejó de teorizar sobre el colapso energético. Lo vivió. Pero el apagón no fue un accidente. Fue el resultado de una serie de decisiones políticas, económicas y estratégicas que hoy oscurecen al continente.
Por Redacción ERM Digital
29 de abril de 2025
La tarde del 28 de abril de 2025 quedará marcada como el día en que el gran apagón dejó de ser una advertencia futurista para convertirse en una cruda realidad. Millones de personas en España, Portugal y regiones de Francia quedaron repentinamente sin acceso a electricidad. Estaciones de tren paralizadas, hospitales operando con generadores, redes móviles caídas, semáforos fuera de servicio, hogares sin calefacción ni agua. El colapso fue tan rápido como extendido.
El incidente —que comenzó pasadas las 17:30 horas, con un fallo de interconexión originado en Croacia y una simultánea caída de producción eólica y solar— afectó más de 50 millones de europeos. Algunas zonas rurales aún siguen sin servicio completo.
Las preguntas no tardaron en surgir: ¿cómo fue posible algo así en el continente más desarrollado del mundo? ¿Por qué no se evitó si ya había sido advertido? ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con este colapso?
📉 2021: El año que nos dijeron lo que no quisimos escuchar
El 6 de octubre de 2021, Claudia Tanner, entonces ministra de Defensa de Austria, lo dijo sin rodeos: «El apagón no es una posibilidad, es una certeza.»
Junto a Karl Nehammer —hoy canciller austriaco— impulsó una campaña nacional para preparar a la población. Se publicaron manuales, se emitieron spots informativos, se distribuyeron 30,000 cartas en Suiza instando a reducir el consumo energético.
La prensa lo ridiculizó. Algunos lo tacharon de populismo. Otros lo consideraron una excusa para justificar futuras alzas tarifarias.
Pero lo que ocurrió ayer no fue una sorpresa. Fue una profecía autocumplida.
🔥 Qué pasó el 28 de abril
Todo comenzó con una falla técnica en la red de transmisión europea en Croacia. La sobrecarga del sistema, agravada por una ola de frío y la baja producción de energías renovables, provocó una caída sincronizada en varios países. Red Eléctrica de España (REE), en coordinación con Iberdrola, Endesa y Naturgy, intentó restablecer el servicio desde las interconexiones con Francia y Marruecos.
La situación fue especialmente crítica en Madrid, donde el consumo urbano superó la capacidad de generación local. Reactores nucleares como Almaraz, Vandellós y Ascó se apagaron automáticamente como medida preventiva, activándose generadores diésel para evitar daños estructurales.
Hacia las 19:00 horas, la generación eléctrica en España dependía en un 40% de energía solar, un 18% de eólica, y el resto de centrales de ciclo combinado.
⚠️ Un sistema frágil, una política frágil
A pesar de las advertencias de 2021, la estrategia energética europea entre 2022 y 2024 fue continuar desmantelando su red convencional sin garantizar una transición segura:
Alemania cerró sus últimas plantas nucleares en 2023.
España, bajo el liderazgo de Pedro Sánchez, aceleró el cierre de centrales térmicas sin aumentar capacidad de respaldo.
Francia mantuvo su parque nuclear, pero con bajos niveles de inversión.
Bruselas, con Ursula von der Leyen a la cabeza y Frans Timmermans como arquitecto del “Green Deal”, impulsó una transición energética que ignoró las advertencias técnicas.
El resultado: un sistema dependiente de renovables sin almacenamiento, interconectado con países inestables, y sin control sobre sus fuentes críticas de energía, como el gas.
🏭 ¿Quién controla la energía?
Europa no sólo entregó el control político. También entregó el control corporativo:
Iberdrola (España): Tiene entre sus principales accionistas a Qatar Investment Authority (8,69%), BlackRock (5,16%) y Norges Bank (3,43%).
Endesa: Controlada en un 70% por Enel, cuyo accionista mayoritario es el Estado italiano.
Naturgy: Sus accionistas incluyen a Criteria Caixa (26,7%), GIP, IFM (Australia) y CVC Capital Partners.
EDP Renováveis (Portugal): En manos del Estado chino, vía China Three Gorges.
Estas empresas gestionan un servicio esencial sin control real por parte de los ciudadanos que lo pagan, ni supervisión efectiva sobre sus inversiones.
🧠 Ganadores y perdedores
– Ganadores del apagón:
– Empresas energéticas privadas: Siguen operando con retribuciones fijas, a pesar del colapso. El apagón puede justificar nuevas subidas tarifarias.
– Fondos de inversión y gobiernos extranjeros: Obtienen dividendos de los monopolios energéticos europeos.
– Proveedores de gas como EE.UU., Argelia y Catar: Han firmado contratos históricos mientras Europa se autoimponía una transición sin planificación.
Perdedores:
– Ciudadanos: Quedaron sin luz, agua ni servicios, y además siguen pagando tarifas récord.
– Pequeñas y medianas empresas: Pierden competitividad y enfrentan parálisis operativas.
– Cooperativas y comunidades energéticas: Ahogadas por un modelo hipercentralizado.
– Sistemas de salud y educación: Operaron en modo de emergencia durante horas.
🧨 ¿Y ahora qué?
Bruselas aún no ha dado respuestas claras. Algunos gobiernos —como España y Portugal— han hablado de «reforzar» la red, sin asumir errores previos. Pero no se discute cambiar el modelo. Al contrario, se propone avanzar aún más en la misma dirección: más electrificación, más dependencia, más concentración.
Lo único que cambia es el relato.
🧾 En Conclusión, el apagón fue político
Lo que ocurrió el 28 de abril no fue una fatalidad ni una sorpresa. Fue el colapso de una estrategia energética construida más sobre ideología que sobre ingeniería, más sobre imagen que sobre resiliencia.
El gran apagón ocurrió. Pero no fue técnico. Fue político.
Y lo que más preocupa no es que haya pasado.
Es que nadie parece dispuesto a asumirlo.