Cine
Hace 30 años fue suficiente una escena para saber que estábamos ante una obra maestra: una de las aperturas más míticas de la historia del cine

En 1994 los asistentes al festival de Cannes no sabían que iban a ver una de las grandes obras maestras del cine. Los Weinstein -sí, esos, que a nivel de marketing no había quien les ganara- se fueron a la playa para convencer a todo el mundo de que debía ir a la sesión de una película llamada Pulp…
Artículo original publicado en SensaCine
Quentin Tarantino nos regaló una escena épica y monumental
En 1994 los asistentes al festival de Cannes no sabían que iban a ver una de las grandes obras maestras del cine. Los Weinstein -sí, esos, que a nivel de marketing no había quien les ganara- se fueron a la playa para convencer a todo el mundo de que debía ir a la sesión de una película llamada Pulp Fiction que iba a tener lugar a medianoche. Les bastó la primera escena para darse cuenta de que un joven cineasta llamado Quentin Tarantino iba a revolucionar la industria.
Sentados en un restaurante de Los Ángeles, dos jóvenes ladrones discuten sobre dónde llevarán a cabo su próximo robo. Ella parece dispuesta a actuar a toda costa, pero él se muestra cauteloso. Intercalada con la camarera que vuelve periódicamente a rellenar las tazas de café, la conversación se alarga y, tras considerar distintas opciones, los dos personajes acaban eligiendo el restaurante en el que se encuentran actualmente.
Sacan sus armas, se besan apasionadamente y comienzan a robar a los clientes mientras gritan: «Como algún jodido capullo se mueva, me cago en la leche, me pienso cargar hasta el último de vosotros» -lo siento, pero aquí la versión original gana por goleada-. La imagen se congela. Suena una guitarra eléctrica. Los créditos comienzan a aparecer. La experiencia de Pulp Fiction ha comenzado.

Miramax
Tarantino ya había llamado la atención con Reservoir Dogs y con su nuevo largometraje se llevó la Palma de Oro. Fue un éxito de crítica y taquilla, recibió 7 nominaciones en los Oscar, revitalizó la carrera de Travolta… En fin, causó revuelo.
La película se conforma por una serie de historias interrelacionadas que no suceden de manera cronológica. Cada una se enfoca en un protagonista diferente y la escena inicial, aunque está un poco fuera de esos personajes, también conecta más tarde con Jules y Vincent. Tim Roth y Amanda Plummer son los encargados de abrir la película. Curiosamente, Plummer llegó al proyecto gracias a Roth, quien le dijo a Tarantino: «quiero trabajar con Amanda en una de tus películas, pero tiene que tener un arma muy potente».
Esta apertura tiene aún más fuerza si pensamos que, como decimos, más tarde termina encadenándose con Jules y Vincent. Los personajes de John Travolta y Samuel L. Jackson acaban en este restaurante después del incidente en el coche y la ayuda del Sr. Lobo (Harvey Keitel).
Tres décadas después de su estreno, seguimos analizándola desde todos los ángulos posibles y redescubriendo detalles. La apertura de Pulp Fiction debe mucho también a la música de los créditos: la versión de Dick Dale de ‘Misirlou’. También este aspecto ha sido estudiado y académicas como Estella Tincknell han establecido que el «uso del estilo monopista, con mucho ritmo, del pop ‘underground’ estadounidense de principios de los años 60 mezclado con baladas ‘clásicas’ como ‘Son of a Preacher Man’ de Dusty Springfield es crucial para el conocimiento posmoderno de la película».
Suficiente para empezar a conocer a Tarantino.
Cine
Hace 30 años fue suficiente una escena para saber que estábamos ante una obra maestra: una de las aperturas más míticas de la historia del cine

En 1994 los asistentes al festival de Cannes no sabían que iban a ver una de las grandes obras maestras del cine. Los Weinstein -sí, esos, que a nivel de marketing no había quien les ganara- se fueron a la playa para convencer a todo el mundo de que debía ir a la sesión de una película llamada Pulp…
Artículo original publicado en SensaCine
Quentin Tarantino nos regaló una escena épica y monumental
En 1994 los asistentes al festival de Cannes no sabían que iban a ver una de las grandes obras maestras del cine. Los Weinstein -sí, esos, que a nivel de marketing no había quien les ganara- se fueron a la playa para convencer a todo el mundo de que debía ir a la sesión de una película llamada Pulp Fiction que iba a tener lugar a medianoche. Les bastó la primera escena para darse cuenta de que un joven cineasta llamado Quentin Tarantino iba a revolucionar la industria.
Sentados en un restaurante de Los Ángeles, dos jóvenes ladrones discuten sobre dónde llevarán a cabo su próximo robo. Ella parece dispuesta a actuar a toda costa, pero él se muestra cauteloso. Intercalada con la camarera que vuelve periódicamente a rellenar las tazas de café, la conversación se alarga y, tras considerar distintas opciones, los dos personajes acaban eligiendo el restaurante en el que se encuentran actualmente.
Sacan sus armas, se besan apasionadamente y comienzan a robar a los clientes mientras gritan: «Como algún jodido capullo se mueva, me cago en la leche, me pienso cargar hasta el último de vosotros» -lo siento, pero aquí la versión original gana por goleada-. La imagen se congela. Suena una guitarra eléctrica. Los créditos comienzan a aparecer. La experiencia de Pulp Fiction ha comenzado.

Miramax
Tarantino ya había llamado la atención con Reservoir Dogs y con su nuevo largometraje se llevó la Palma de Oro. Fue un éxito de crítica y taquilla, recibió 7 nominaciones en los Oscar, revitalizó la carrera de Travolta… En fin, causó revuelo.
La película se conforma por una serie de historias interrelacionadas que no suceden de manera cronológica. Cada una se enfoca en un protagonista diferente y la escena inicial, aunque está un poco fuera de esos personajes, también conecta más tarde con Jules y Vincent. Tim Roth y Amanda Plummer son los encargados de abrir la película. Curiosamente, Plummer llegó al proyecto gracias a Roth, quien le dijo a Tarantino: «quiero trabajar con Amanda en una de tus películas, pero tiene que tener un arma muy potente».
Esta apertura tiene aún más fuerza si pensamos que, como decimos, más tarde termina encadenándose con Jules y Vincent. Los personajes de John Travolta y Samuel L. Jackson acaban en este restaurante después del incidente en el coche y la ayuda del Sr. Lobo (Harvey Keitel).
Tres décadas después de su estreno, seguimos analizándola desde todos los ángulos posibles y redescubriendo detalles. La apertura de Pulp Fiction debe mucho también a la música de los créditos: la versión de Dick Dale de ‘Misirlou’. También este aspecto ha sido estudiado y académicas como Estella Tincknell han establecido que el «uso del estilo monopista, con mucho ritmo, del pop ‘underground’ estadounidense de principios de los años 60 mezclado con baladas ‘clásicas’ como ‘Son of a Preacher Man’ de Dusty Springfield es crucial para el conocimiento posmoderno de la película».
Suficiente para empezar a conocer a Tarantino.