Tenis
El tenis es solitario, Alcaraz no quiere serlo

“No digo que ganase por la fiesta, pero me fueron bien esos días”. Esto dice Alcaraz en el segundo capítulo del documental ‘Carlos Alcaraz. A mi manera’ de Netflix. Lo dice justo cuando, tras unos días de fiesta en Ibiza, ganó Queen’s y en Roland Garros. Le gustó tanto que repitió el método el año siguiente, y viniendo de dónde venía (de fiesta), en esa ocasión perdió el torneo londinense. “Una parte de tu cabeza tiene que recordar que eres tenista”, apuntaba entonces su entrenador, Juan Carlos Ferrero, a ratos resignado, a veces incluso escéptico.
Alcaraz quiere hacer las cosas de otra forma. No es Nadal, no es Djokovic, no intenta imitar su disciplina.
“No digo que ganase por la fiesta, pero me fueron bien esos días”. Esto dice Alcaraz en el segundo capítulo del documental ‘Carlos Alcaraz. A mi manera’ de Netflix. Lo dice justo cuando, tras unos días de fiesta en Ibiza, ganó Queen’s y en Roland Garros. Le gustó tanto que repitió el método el año siguiente, y viniendo de dónde venía (de fiesta), en esa ocasión perdió el torneo londinense. “Una parte de tu cabeza tiene que recordar que eres tenista”, apuntaba entonces su entrenador, Juan Carlos Ferrero, a ratos resignado, a veces incluso escéptico.
A raíz del documental, Roberto Bautista dijo que no cree que Carlos vaya a ganar Grand Slams acostándose a las siete de la mañana. Pero es que ha ganado cuatro con solo 21 años. Tal vez no gane más, tal vez no llegue a leyenda, pero ya tendrá cuatro ‘grandes’ más que muchos tenistas que no han salido nunca hasta las siete de la mañana o han toreado camisetas en la proa de un yate de Ibiza entre torneos.
La capacidad de tolerancia a la frustración de Nadal, ese esfuerzo y exigencia que sobrepasaba límites imaginables, causó muchísima admiración durante años; también en Djokovic, que vive por y para el tenis. Pero parece que solo se puede enfocar el deporte de élite desde esa perspectiva de superhombre esclavizado y entregado a la causa y al dolor.
Alcaraz quiere hacer las cosas de otra forma. No es Nadal, no es Djokovic, no intenta imitar su disciplina. Por supuesto, hay un equipo detrás de Alcaraz que también renuncia a muchísimas cosas en sus vidas. El documental lo muestra: divorcios, ausencias, cumpleaños solitarios, dudas, frustraciones. Y por supuesto, en los momentos de depresión deportiva su falta de constancia supone un problema, y lo supondrá. Pero si Alcaraz consigue algún otro Grand Slam mientras ha llevado una vida menos espartana, su modo de afrontar el tenis como algo compatible con la diversión cambiará algo la mentalidad en el deporte de élite. El tenis es solitario, Alcaraz no quiere serlo.
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