Baloncesto
La decisión de 125 millones de Cooper Flagg

Si apartas a Wembanyama de la ecuación, Cooper Flagg está a la altura de los últimos números uno del draft. Las palabras de un ojeador de un equipo de la Conferencia Oeste a la ESPN describen a la perfección las expectativas levantadas por este joven ala-pívot de Newport, en Maine, en el baloncesto estadounidense.
El ala-pívot tiene dos opciones este verano: presentarse al draft como posible número uno o continuar un segundo año en Duke y retrasar su salto a la NBA.
Si apartas a Wembanyama de la ecuación, Cooper Flagg está a la altura de los últimos números uno del draft. Las palabras de un ojeador de un equipo de la Conferencia Oeste a la ESPN describen a la perfección las expectativas levantadas por este joven ala-pívot de Newport, en Maine, en el baloncesto estadounidense.
De 206 centímetros y apenas 18 años (los cumplió el pasado 21 de diciembre), Flagg debutó esta temporada de una manera brillante en Duke. En 20 partidos de fase regular de la ACC, ha promediado 21,2 puntos, 7,1 rebotes y 4,4 asistencias. Es el cuarto jugador de primer año en las últimas 25 temporadas de la División I que ha alcanzado, al menos, los 20 tantos de media con un 50% en tiros de campo y un 40% en el triple. Los NBA Kevin Durant (Texas), CJ McCollum (Lehigh) y Michael Beasley (Kansas State) son los otros tres nombres.
“Está tan preparado para la NBA como cualquiera de los otros números uno de los últimos 10 drafts, si no más”, comentó a la ESPN un ejecutivo de la Conferencia Oeste a ESPN sobre un chico al que comparan con el mejor Kawhi Leonard y que tiene una difícil decisión este verano: colocar su nombre en la lista de candidatos al draft de la NBA (ya lo hizo el pasado 29 de abril, pero aún puede dar marcha atrás) o continuar una temporada más en la NCAA, con Duke.
Un niño
“Me sorprendería que se quedara, pero ¿quizás todavía no está listo para el mundo real y solo quiere ser un niño? No olvidemos que debería estar en el instituto ahora mismo”, dijo un ejecutivo, recordando que Flagg se graduó en la Academia Montverde (Florida) un año antes, en la primavera de 2024.
No sería el primer candidato a Top-5 del draft que decide no saltar a la Liga norteamericana. Marcus Smart, Joakim Noah y Al Horford dejaron pasar la oportunidad en 2013 el primero y en 2006 los dos siguientes. El guard, finalmente, fue seleccionado con el 6 en 2014 por Boston Celtics, mientras que el francés fue 9 (Chicago Bulls) y el dominicano, 3 (Atlanta Hawks) en 2007. Eso sí, ningún candidato al uno se ha echado hacia atrás.
Uno de los motivos, la gloria y los titulares. Otro, Jugar en la mejor liga del mundo. Tampoco hay que olvidar un aspecto muy importante: el dinero. Hasta 2022, los atletas universitarios en Estados Unidos tenían prohibido recibir dinero por su actividad. Y saltar al profesionalismo era vital para generar ingresos, en muchos casos, necesarios por motivos personales, familiares.
Contrato NIL
Pero a partir de ese año, todo cambió con los contratos NIL (name, image and likeness; nombre, imagen y semejanza en español) que hicieron llover los acuerdos comerciales sobre los deportistas no profesionales, que ahora no tienen que verse forzados a abandonar la vida universitaria.
Flagg, por ejemplo, tiene cubierta su cartera. El ala-pívot tiene seis patrocinios (CAA, New Balance, Gatorade, Cort Furniture, Fanatics y The NIL Store) que le reportan 4,8 millones de dólares, según On3. Otras fuentes elevan esa cifra hasta los 5,9 millones. Es el segundo universitario en ganancias por detrás de los 6,5 millones de Arch Manning, quarterback en Texas. S según varios ejecutivos de la NBA consultados por la ESPN, podría “despertar cierta reflexión y quedarse, algo que la mayoría no habría esperado al firmar con Duke”.
Contrato rookie
Es una cantidad importante… pero no tanta a la que percibiría ya como novato si acaba dentro de los 10 primeros. La décima elección del draft ganaría en salario 5 millones en su primer año. Si finalmente es elegido con el uno, su sueldo alcanzaría los 11,5 millones como rookie. En su segunda temporada, alcanzaría los 12,1 millones y en su tercera, 12,7 millones. Llegaría a los 15,9 millones y 22 millones en el cuarto y quinto año en la NBA.
Y si estas cifras son mareantes, se quedan en nada si miramos más allá, fuera de su primer contrato en la Liga. Según Bobby Marks, especialista de la ESPN en contratos, convenio colectivo…, quedarse un año más en Duke le podría costar entre 75 y 125 millones en futuros salarios. El motivo, retrasaría el tiempo que tendría para alcanzar su segundo y tercer acuerdo en la NBA.
Los jugadores con 10 años de servicio pueden optar a un contrato supermax, un tipo de extensión en el que los equipos pueden otorgar a los jugadores elegibles hasta el 35 % del espacio salarial total asignado a ese equipo por hasta cinco años. “Esa posible pérdida financiera y la posibilidad de una lesión que acabe con su carrera hacen que una segunda temporada universitaria sea una propuesta arriesgada”, subraya Marks.
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