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Friedrich Merz visita confiado a Donald Trump: «Hay que adaptarse a él y conectar con él»

Durante su visita inaugural a Washington, el canciller no quiere pedir favores. Pero el presidente estadounidense Donald Trump sigue siendo un socio difícil.
Ya intercambiaron sus números de teléfono privados y se hablan como Donald y Friedrich. Pero no se han reunido aún en persona, salvo por un fugaz encuentro hace años en Nueva York. Ahora, el nuevo canciller de Alemania, Friedrich Merz, del partido conservador CDU, realiza su visita inaugural al presidente estadounidense, Donald Trump , en Washington.
Se considera un honor especial que Merz sea alojado en Blair House, al lado de la Casa Blanca. La reina Isabel II de Gran Bretaña y el presidente francés Charles de Gaulle se alojaron antes allí.
Sin embargo, hace solo unas semanas, Merz estaba extremadamente molesto con Trump. Junto con el vicepresidente, J. D. Vance, expuso al presidente ucraniano Volodimir Zelenski ante la opinión pública internacional y lo culpó de la guerra de Rusia contra su país. Merz también consideró intrusivo que Vance y otros allegados de Trump mostrasen simpatía por el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD).
Merz sobre Trump: «Hay que conectar con él»
El canciller relató recientemente cómo fue su primera conversación telefónica con Donald Trump. «Siempre es importante no hablar demasiado, sino hablar brevemente y dejarlo hablar». Cada segunda o tercera palabra que el ahora presidente estadounidense pronunció entonces fue «genial» (great), contó Merz. En el Fórum Europeo de la cadena pública WDR, Merz señaló: «Hay que adaptarse a él y conectar con él. Y al mismo tiempo, no nos podemos achicar frente a Trump. No somos mendigos».
Carlo Masala, profesor de Política Internacional en la Universidad de la Fuerzas Armadas de Múnich, también le aconseja al canciller tener confianza en sí mismo en el trato con Trump: «Debe mostrarse firme, pero al mismo tiempo transmitirle constantemente a Trump la impresión de que él es un gran estadista con una visión acertada. Esta actitud complaciente, y la autoconfianza europea, creo, es la estrategia adecuada, pero eso no le garantiza el éxito”, declaró Masala a la cadena NDR.
Alemania ha hecho sus deberes
Es probable que las conversaciones en Washington se centren en tres temas: la guerra en Ucrania, la disputa arancelaria y la contribución de Europa a la seguridad. Sobre este último, Merz ya ha causado sensación.
Trump se ha quejado repetidamente del gasto insuficiente en defensa de algunos socios europeos de la OTAN, incluida Alemania, y ha amenazado con retirar la protección estadounidense. Ahora, Merz puede afirmar que Alemania pretende rearmarse masivamente: el 5 % de su producción económica se destinará a esto en el futuro, el 3,5 % directamente al Ejército y el 1,5 % a infraestructura relacionada con la defensa.
Alemania también quiere asumir un mayor liderazgo europeo. La mejor prueba de ello fue la visita conjunta de apoyo a Kiev de los jefes de Estado y de Gobierno de Alemania, Francia, Gran Bretaña y Polonia, impulsada por Merz. Esto también responde a la demanda estadounidense de que Europa se ocupe de sus propios asuntos de política de seguridad. A cambio, Merz y otros jefes de Gobierno europeos esperan trabajar con Estados Unidos para aumentar la presión sobre el presidente ruso, Vladimir Putin.
Merz no tiene mandato de negociación sobre la disputa arancelaria, ya que la política comercial es competencia de la UE. Pero Alemania, como nación exportadora, se ve particularmente afectada por las restricciones comerciales.
El mismo día de la partida de Merz a EE. UU., los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio se duplicaron un 50 %. Es probable que el canciller presione tanto a Trump como a Bruselas para evitar un conflicto comercial que se intensifique y deje a todos en desventaja.
¿Pierde Estados Unidos terreno frente a Europa?
Friedrich Merz es, en realidad, un transatlantista de pies a cabeza. Es probable que intente convencer a Donald Trump de que a Estados Unidos también le conviene que mantenga su compromiso con Europa. Pero, para el politólogo Masala, a largo plazo, los europeos deben considerar qué estarían dispuestos a hacer si Estados Unidos dejan de ejercer como principal apoyo de Ucrania. «Y apurarse en relación con la capacidad de defensa europea y con la soberanía en materia de capacidad de defensa europea”.
Los conflictos entre Alemania y EE. UU. son múltiples. Y Merz y Trump tienen personalidades muy diferentes. Pero el canciller está decidido a confrontar abiertamente al presidente. «No necesito valeriana para mantener la calma y tener una conversación razonable con el presidente estadounidense», dijo a la cadena ZDF. Sin embargo, es probable que evite deliberadamente algunos temas delicados, como la simpatía de la administración Trump por el partido radical de derecha AfD. El ministro de Exteriores, Johann Wadephul, se abstuvo igualmente de hacer comentarios al respecto en Washington.
Los antepasados alemanes de Trump en Palatinado
Con el nuevo Gobierno de coalición, formado por el bloque conservador CDU/CSU y los socialdemócratas (SPD), ha entrado también un nuevo estilo en la política exterior alemana. La exministra de Exteriores del partido Verde, Annalena Baerbock, fue criticada en ocasiones por su actitud didáctica y moralizadora. Ahora, se pone más énfasis en los intereses comunes y en la búsqueda de compromisos, incluso con socios difíciles. Entre ellos se encuentra, sin duda, la administración Trump.
Pero las sorpresas nunca están descartadas con Trump, afirma Masala: «Friedrich Merz dijo lo correcto la noche de las elecciones: ya no se puede confiar en Estados Unidos. Así que, si Donald Trump dice una cosa hoy, no hay garantía de que no diga y haga exactamente lo contrario mañana».
Incluso antes de su visita inaugural a Washington, Merz invitó a Trump a visitar la patria de sus antepasados. El abuelo de Trump, Friedrich Trump, provenía de la ciudad vinícola de Kallstadt, en la región del Palatinado, y emigró a Estados Unidos. Todavía no se sabe si Trump ha aceptado. Quizás quiera esperar a ver cómo evoluciona su conversación con Merz.
(rml/cp)
Durante su visita inaugural a Washington, el canciller no quiere pedir favores. Pero el presidente estadounidense Donald Trump sigue siendo un socio difícil.