Baloncesto
La NBA tiene un problema con el dinero de la NCAA
El baloncesto europeo vive un drama sin precedentes por la diáspora de sus jóvenes estrellas hacia las universidades estadounidenses. España no es una excepción. El pasado verano el Madrid perdió a Ergin Demin y el Barça, a Kasparas Jakucionis y en este periodo estival los blancos dirán adiós a Sidi Gueye y los azulgranas, a Dame Sarr.
106 jugadores se han presentado al draft 2025. Es la cifra más baja desde 2015. La razón, los derechos NIL que se puede cobrar en la universidad.
El baloncesto europeo vive un drama sin precedentes por la diáspora de sus jóvenes estrellas hacia las universidades estadounidenses. España no es una excepción. El pasado verano el Madrid perdió a Ergin Demin y el Barça, a Kasparas Jakucionis y en este periodo estival los blancos dirán adiós a Sidi Gueye y los azulgranas, a Dame Sarr.
No será las únicas bajas. Guillermo del Pino, una de las grandes perlas del baloncesto nacional, pondrá rumbo a Maryland tras su paso por la Segunda FEB con un Coto Córdoba en el que aterrizó tras formarse en el Unicaja.
Los cajistas pueden ver volar a otro de sus promesas: según medios malagueños, Mario Saint-Supery meditaría cambiar España por la NCAA al no tener hueco en la plantilla megacompetitiva de los malacitanos.
Una superpoblación de jugadores que le llevó al ya internacional español estar cedido en el Tizona Burgos de Primera FEB (ante LEB Oro) la pasada temporada y en el Baxi Manresa, en la Liga Endesa, en esta. Y no sería el último porque en 2021 la puerta del dinero se abrió en el baloncesto universitario y ya no hay vuelta atrás.
Derechos NIL
Porque ahora viajar a la NCAA no solo significa estar más cerca de la NBA, sino que también permite tener la posibilidad de obtener unas ganancias prohibitivas para unos chicos de su edad en Europa por los derechos NIL. Los Name, Image, Likeness permiten cerrar a los estudiantes acuerdos con marcas comerciales al margen de sus universidades. Los centros también pueden firmar derechos NIL con sus alumnos para explotar sus derechos de imagen.
Los daños de estos nuevos contratos laborales no solo afectan a Europa ya que la NBA ya está sintiendo el oleaje. ¿El síntoma? El draft. El pasado 29 de abril, se anunció que 106 jugadores se habían inscrito para la ceremonia del Barclays Center, el hogar de Brooklyn Nets, de los próximos 25 (primera ronda) y 26 de junio (segunda).
Es la cifra más baja desde 2015 y son 257 menos de que los que se presentaron hace seis años cuando se alcanzó el máximo de siempre con 363. Era 2021, los derechos NIL se establecerían a partir de ese verano permitiendo a los jóvenes tener ingresos en la universidad sin necesidad de dar el gran salto.
Salarios
Y fue un éxito. Según On3, 18 baloncestistas están entre los 50 deportistas con mayores ingresos NIL en la temporada 2024-25. Cooper Flag, próximo número uno del draft, se ha embolsado 4,8 millones de dólares. Cameron Boozer, el 49 en la lista, ganó 1,5 millones. Pongámoslo en perspectiva.
El mínimo salarial (y frecuente) para un novato en la Liga norteamericana se fijó la pasada temporada en 1,2 millones de dólares. El contrato Two-Ways para un rookie estaba en 578.577 dólares. Y no es garantizado. Solo el acceso a la primera ronda del draft permite a algunos desdeñar las ganancias universitarias porque los 30 primeros tiene dos años asegurados con un salario que va desde los 13,8 millones del número uno en 2025 en su temporada inaugural hasta los 2,7 millones del pick 30.
“Esta es la verdadera historia de NIL. Jugadores que saben que no tienen que convertirse en profesionales para ganar dinero. Los que más ganan en CBB ganan un dinero comparable al de las elecciones de última ronda. Jugadores que tienen más tiempo para desarrollarse. Esto es algo excelente para todos: jugadores, equipos, entrenadores y la NBA. Esto importa”, escribió en X (antes Twitter) Myron Medcalf, de la ESPN.
Y la broma no queda ahí porque el caudal de dinero va a aumentar por la próxima instauración del conocido como reparto de ingresos. Una nueva vía de financiación para los jugadores que las universidades se han visto obligadas a instaurar tras enfrentarse a diferentes demandas judiciales antimonopolio.
Las partes, centros educativos y demandantes (exestudiantes), alcanzaron un acuerdo que establece un plan de reparto de ingresos a 10 años para atletas universitarios actuales y futuros, en el que hasta el 22% de los ingresos por derechos de retransmisión, ventas de entradas y patrocinios (límite de 22 millones) se compartirán con los atletas.
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